El Castigador: Zona de guerra, o cómo castigar al culpable



Autores: John Romita Jr., Chuck Dixon, Mike Harris

Número de páginas: 296 

Tamaño: 17X26

Contiene: The Punisher War Zone 1-11

Formato: Tomo en tapa dura

Interior: Color

ISBN: 9788413341774


Sinopsis:

¡El Castigador de Chuck Dixon y John Romita Jr.! Frank Castle se infiltra en el crimen organizado con el objetivo de destruir a una familia mafiosa desde el interior. Un clásico de los años noventa con un Castigador al límite y dibujado por Romita Jr. en el mejor momento de su carrera.


Opinión personal de Tony Jiménez:

Aunque parezca mentira o, quizás, algo un poco extraño, es habitual que las editoriales de cómics acaben teniendo "mascotas" o, dicho de otra manera, personajes que les representan mejor que otros. En ocasiones, suelen ser una mezcla de éxito en el terreno del merchandising y contenedores de las mejores características y aspectos con los que la propia editorial prefiere que se le identifique. Los ejemplos se cuentan por miles, e incluso por millones, si echamos un breve vistazo al mundo cultural y artístico más allá de las editoriales de cómics. Por ejemplo, ¿no es Mickey Mouse la mascota oficial de Disney? A pesar de que Flexo es la mascota de Pixar, ¿no son Woody y Buzz las caras más visibles de la compañía? En el mundo gamer la cosa es todavía más descarada con Mario y Sonic, y si hablamos de literatura tampoco se libran muchos de los autores más populares, como ese Stephen King al que persigue la figura de Pennywise y el colosal Cthulhu con H. P. Lovecraft, a pesar de que, en ambos casos, no fueran los únicos monstruos que crearon. Pero hablemos de editoriales, sí, en concreto de Marvel y DC, aunque se hace complicado no mencionar a otras como Image y Dark Horse, no tan grandes en cuanto a alcance (por poco, ojo; que han ido creciendo una barbaridad en los últimos años), en cambio, sí en lo referente a calidad. En Image el rostro más fácil de identificar es el de Spawn, el antihéroe creado por Todd McFarlane después de salir de Marvel, seguido de cerca por el divertido Savage Dragon de Erik Larsen, también creado justo después de irse de Marvel, después de tratar con casi los mismos personajes que McFarlane; en Dark Horse tenemos al famoso Hellboy de Mike Mignola, y lo curioso en los dos casos comentados (nos olvidamos momentáneamente de Savage Dragon) tiene que ver con el hecho de que tanto Spawn como Hellboy han sido llevados al cine. Si a estos niveles llegan editoriales como Image y Dark Horse, ¿cómo será para Marvel y DC?

A la hora de señalar las "mascotas" de DC, lo cierto es que lo tenemos bastante fácil. Superman y Batman, en especial el Hombre de Acero, son las principales caras de una editorial que posee personajes tan importantes como Aquaman, Wonder Woman, Green Lantern, Flash y Green Arrow, entre muchos otros. Sin embargo, es cierto que, a pesar de que muchos de los nombrados han tenido etapas realmente memorables, pocos han pasado a acercarse a la fama que atesoran Clark Kent y Bruce Wayne cuando se ponen el traje de faena. ¿Es igual con Marvel? Sí y no. Sí, porque en la Casa de las Ideas tenemos a varios personajes que, sin ninguna duda, son quienes más ejemplifican lo que es y significa la editorial. No, porque hay otros que en ciertas épocas de la editorial se han aproximado en reconocimiento popular. Vayamos a por los ejemplos, porque, en general, Spiderman es la cabeza visible de Marvel, su personaje estrella, ese que tanto dentro como fuera de los cómics logra que todos pronunciemos el nombre de Marvel sin temor a la duda. Marvel Studios habrá hecho mucho por Iron Man, Hulk, Thor y el Capitán América, y es cierto que la fama de la que gozan hoy los Guardianes de la Galaxia no es ni comparable a la que tenían cuando sólo salían en las viñetas, pero Peter Parker es mucho Peter Parker. Aun así, durante los 60, las "mascotas" de Marvel, un peldaño por encima del trepamuros, eran los componentes de una familia: los Cuatro Fantásticos. En los 70 la cosa estuvo más repartida, ganando Spiderman, ojo, pero en los 80 y los 90 la cosa cambió, compartiendo el héroe arácnido el primer puesto con otros como Hulk e incluso Lobezno, en concreto, y los X-Men, en general, durante los años previos a la entrada del nuevo siglo. Sí, si en los 60 la Patrulla-X era prácticamente la marginada de Marvel en reconocimiento y ventas, en años posteriores se convertiría en su buque insignia, por encima incluso que los Vengadores y los Cuatro Fantásticos, sobre todo, en los 90, cuando la oscuridad alcanzó a Spiderman, transformándolo en un personaje taciturno y amargado, robándole las bromas, el buen humor y ese optimismo tan característicos. ¡Los 90! ¡Qué década! Aquella en la que nada más y nada menos que Punisher era tan icono de Marvel como Spiderman.

Pero, ¿quién es Punisher exactamente? Punisher es Frank Castle y Frank Castle es Punisher. En realidad, Castle no es la identidad secreta de The Punisher, El Castigador en nuestro país, ya que todo el mundo sabe que bajo esa identidad se encuentra Castle. Punisher no es Peter Parker ocultándose bajo la máscara de Spiderman ni mucho menos Matt Murdock bajo la capucha de Daredevil. Está lejos de ser un superhéroe, y ni siquiera se le podría considerar un justiciero. Punisher es el vengador definitivo, el vigilante perfecto, una leyenda urbana, el hombre del saco para los criminales. Si eres culpable, estás muerto, una potente afirmación que llevó colgada el personaje durante años y que muchos de sus fans, de sus más antiguos fans, recordamos todavía. Si eres un criminal, uno de los gordos, y te encuentras cara a cara con la calavera blanca en el fondo negro, ya sabes que has hallado tu final a manos del juez, jurado y verdugo que es Frank Castle. Por cierto, un logo el de su traje de combate (a veces muy callejero y, en ocasiones, si la historia lo pedía, más al estilo uniforme de superhéroe) que es de los mejores diseños que se han creado nunca en el mundo del cómic, tan reconocible que, sí, hubo un tiempo en el que competía con el de Spiderman, por ejemplo, siendo una de las estrellas gráficas, sobre todo, de los 90 en Marvel. Obra, además, de Ross Andru y, en especial, de la leyenda John Romita Sr., quien agrandó la calavera en el pecho, haciendo que sus dientes fueran las cartucheras del traje del personaje. En métodos y en presentación al público, Punisher coincidió en mucho con otro de esos personajes de la Casa de las Ideas capaces de levantarle la fama al trepamuros: Lobezno. Logan nació en los años 70, como antagonista en la serie de Hulk y con un traje y una personalidad que fueron evolucionando al mismo tiempo que su reconocimiento y el amor del público. Por otro lado, Punisher nació a finales de los 70, con características similares, más humanas en cuanto a habilidades (Frank Castle es un humano normal y corriente) y enfrentado a Spiderman por culpa de las maquinaciones del Chacal. Lo curioso es que, a pesar de que la cifra de cadáveres del mutante canadiense supera por muchísimo a la de Frank (también por tiempo de actuación; hace ya tiempo que se nos desveló que Logan posee más de cien años de vida), es Castle quien siempre es mirado por la comunidad justiciera y superheroica con desconfianza, mientras que Lobezno suele codearse sin problemas con Spiderman y el Capitán América, quienes le ven como un igual, uniéndose incluso a diferentes formaciones de los Vengadores. No pensemos que eso le preocupa demasiado a Frank Castle. Sabe que su trabajo sí es feo de verdad, pero alguien debe hacerlo. Alguien debe castigar al culpable.

El origen de Punisher no se aleja demasiado del típico de las, por ejemplo, populares películas de venganzas de los años 70, con Charles Bronson de protagonista, historias crudas y violentas en una época en la que el crimen parecía campar a sus anchas. Si somos más minuciosos, descubrimos que Castle fue creado a partir del vigilante Mack Bolan, conocido también como el Ejecutor en la serie de novelas escritas por Don Pendleton. La creación de Punisher sucede cuando Frank Castle es tiroteado junto a su familia (mujer, hija e hijo) durante un picnic en Central Park, al descubrir un ajuste de cuentas entre mafiosos. Sin embargo, Castle sobrevive, se transforma en el Castigador e inicia una oleada de asesinatos, primero para vengarse, y luego para limpiar de escoria el planeta. A partir de ahí, la sencillez del concepto se va transformando conforme el personaje crece en notoriedad, sobre todo, en su desarrollo psicológico, que alcanza su clímax gracias a una de las mejores series del personajes, "MAX: Punisher", con un Garth Ennis en estado de gracia explicándonos que Punisher nació en la guerra, pero que Castle lo mantuvo dormido gracias a su vida familiar, explotando cuando perdió a su mujer e hijos. Ennis nos lo presenta entonces envuelto en entornos tan realistas como duros, verosímiles y desagradables, con prostitución, drogas, traficantes de armas y, en general, rodeado de lo peor de lo peor de la sociedad, sin superhéroes ni tramas suavizadas de por medio. Tan respetuoso es Ennis con el personaje que mantiene que es un veterano de Vietnam, edad real incluida (este dato, como sucede en muchos personajes Marvel creados hace décadas, se suele cambiar con el tiempo), mostrándonos a un Punisher entre los cincuenta y sesenta años que no se rinde ante nada, con el perfil psicológico de un asesino en serie de criminales. Muchos otros guionistas intentan lo mismo, pero fallan (ese Jason Aaron que nos revela que Castle necesita una guerra y que, en parte, agradeció el asesinato de su familia), siendo Ennis quien capta tan, tan, tan bien la esencia de Punisher que lo hace suyo, al estilo de Alan Moore con la Cosa del Pantano y Frank Miller con Daredevil. Ojo, "MAX: Punisher" es una serie fuera de la continuidad Marvel habitual (en especial, a partir de ciertas historias), por lo que el Castle más afincado en los terrenos de Spiderman y Thor sigue protagonizando aventuras donde los supervillanos también son su objetivo. Nunca falla esa mezcla de historias alrededor de Castle, y en ambas encaja a la perfección. No es extraño, pues, insisto, Punisher nació junto a Spiderman. ¡Y disparando balas de goma!

Pero me he adelantado. Estamos entre los 70 y los 80. Punisher cada vez aparece más en las series de Spiderman y, de repente, al igual que hiciera Kingpin, se deja caer como antagonista, primero, y secundario de lujo, por las páginas de "Daredevil", convirtiéndose el Diablo de la Cocina del Infierno en una especie de otra cara de la misma moneda con respecto a Castle. A Daredevil siempre le ha faltado poco para cruzar una línea que, en ocasiones, se ha saltado por diversas circunstancias, y Punisher está ahí para recordarle que sólo les separa un mal día. No es comparar a Punisher con Spiderman, sino a Punisher con un personaje que bien podría adquirir sus métodos en cualquier momento. La química entre ambos es tan potente como los enfrentamientos que protagonizan. El Castigador va creciendo en fama hasta que los fans piden más y más y más. En los 80 consigue su primera miniserie en solitario y, a partir de ahí, todo cambió en una década donde los héroes eran cada vez más oscuros, convirtiéndose en la etapa de los antihéroes, la cual continuó hasta bien entrados los 90. A Punisher no le costó conseguir serie regular propia, la principal, dando lugar después a una secundaria, "Punisher: Diario de guerra". ¿Dos series para un personaje nuevo? ¿En tan poco tiempo? Y las que quedaban. Especiales, números extra, apariciones en las series de todos los personajes de Marvel, las tiras de prensa en blanco y negro, "The Punisher Armory" y, a principios de los 90, un nuevo éxito entre los éxitos de la época para la Casa de las Ideas: la adrenalínica "Punisher: Zona de guerra". Y es curioso, porque una de las colecciones más recordadas y mejor recibidas del personaje fue de las que le pusieron un punto y seguido a su fama, además de no llegar en muy buenas condiciones a España. 

Precisamente, una de los puntos más interesantes de este enorme tomo de Panini (comprende prácticamente todo el primer año de la serie, centrándose en la saga de los Carbone), es la gran cantidad de material inédito en España que contiene, convirtiéndolo en un volumen imprescindible en la biblioteca de todo aquel fan del Castigador, y no digamos ya si es completista. Además, el precio no podría estar más ajustado y la edición es una gozada, de lujo, con portadas de otros encuentros de John Romita Jr. con el personaje, perfectas para comparar la evolución del dibujante desde los 90 hasta los últimos años. De eso se habla un poco en el cómic mediante un artículo bastante interesante en el que se señala especialmente cómo parece que el genio narrativo Romita Jr. condicionó su estilo para adaptarlo a la moda de los 90, y estos números de "War Zone" son un gran ejemplo de ello, con ese Punisher enorme, musculoso hasta decir basta, gigantesco y portador de armas todavía más grandes que él, si es que eso es posible. Los secundarios de la historia no es que sean muy diferentes, por ejemplo, ese Rifle, compañero de lujo para Castle en la historia, y que a ratos lleva incluso un armamento tan vasto que podría arrasar varios países de un solo disparo si se lo propusiera. Son los tiempos en los que triunfa ese estilo, esa manera de mostrarnos a casi cualquier personaje Marvel. Eran los años en los que también el Spiderman de Romita Jr. parecía sacado del gimnasio más cercano. Lo cierto es que cuesta reconocer al actual Romita Jr. en el de entonces, y a pesar de ello "War Zone" se convirtió en todo un éxito. ¿Por qué? Porque era lo apropiado entonces. Porque era lo apropiado para la historia.

El argumento es de lo más curioso, y poco dado a tratarse en las historias de Punisher salvo en momentos puntuales, obra en este caso del currante Chuck Dixon. En pocas palabras, para ser más eficiente en su labor contra los criminales, Frank decide infiltrarse en una de las más poderosas familias mafiosas de la ciudad, adquiriendo el nombre de Johnny Tower, y así poder atacarles desde dentro, organizando una de las mayores carnicerías de su carrera. Sí, igual suena algo cogido con pinzas, quiero decir, ¿los delincuentes no se dan cuenta de que es Punisher? Bueno, por entonces, como bien vemos por el cómic en varias ocasiones, la leyenda de Punisher no estaba demasiado extendida, por lo que pocos conocían el rostro de Frank Castle (aunque sí la calavera). Todo esto da lugar a una historia repleta de adrenalina, acción, disparos, explosiones y mucho Punisher noventero en estado puro, cómics tremendamente entretenidos y que ayudan a comprender no sólo el éxito del personaje, sino la época donde alcanzó el Cielo y bajó a los infiernos. Poco después llegó el grandioso crossover "Carrera suicida", y el ostracismo no tardó en alcanzar a Frank Castle, con una serie de extrañas etapas, inéditas todas en España, que culminaron en su suicidio, al tiempo que se cerraban todas sus series. Luego tuvimos su breve serie como ángel vengador, a modo de fallido relanzamiento y, después, dando en la diana, llegó Garth Ennis, primero con su "Marvel Knights: Punisher", repleta de humor negro, y poco más tarde con la obra maestra que es "MAX: Punisher", imprescindible tanto para los fans del personaje como para quienes gozan con una buena lectura. Y de fondo, un personaje con tres películas, varios videojuegos en solitario, infinitas apariciones en productos de otros personajes Marvel, secundario de lujo en la segunda temporada del "Daredevil" de Netflix, merchandising en cantidades infinitas gracias al genial diseño de la calavera blanca, dos temporadas en solitario para Netflix y continuas nuevas colecciones de cómics. Puede que Punisher no pueda competir ahora mismo con Spiderman en popularidad (las cosas cambian), pero no cabe ninguna duda que desde hace ya mucho es uno de los personajes más importantes de Marvel. Y si no lo creéis seréis castigados.


Tony Jiménez

2 comentarios:

  1. Hola! No lo conocía pero no una lectura para mí aunque gracias por la reseña.

    Un saludo!

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  2. ¡Muchísimas gracias por pasarte a comentar, Beamorote! A pesar de que no sea tu tipo de lectura.
    ¡Saludos!

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