La chica de al lado, o cómo reconocer al monstruo absoluto


EncuadernaciónRústicaFormato14 x 21 cmPáginas340ISBN978-84-949232-9-6Dossier de prensaDescargarEdición1ª (4ª impresión)


Sinopsis:

Esta novela fue publicada en 1989 y con ella, Jack Ketchum revolvió los cimientos de la literatura de terror. 

Basada en una historia real, el asesinato de Sylvia Likens en 1965, la novela nos cuenta a través de los ojos de su vecino preadolescente, David, la historia de Meg Loughlin y su hermana Susan. Ambas se mudan, tras la muerte de sus padres, a casa de Ruth Chandler y sus hijos en el verano de 1958. Lo que parece que va a ser un verano tranquilo dedicado a la pesca de cangrejos, a jugar al béisbol y a acudir a la feria, se torna en una pesadilla de tortura, abusos y violaciones orquestada por Ruth, y en la que terminan participando, en mayor o menor medida, todos los chavales del vecindario. 

Ketchum nos coge de la mano y nos adentra en este horror sin permitirnos apartar la mirada, haciéndonos partícipes de la cara más perversa del ser humano y nos deja con los sentimientos a flor de piel y lágrimas en los ojos.


Opinión personal de Tony Jiménez:

Mencionar a Stephen King para hablar sobre Jack Ketchum y una de sus novelas más populares no tiene nada que ver con mi adoración hacia el de Maine, aunque parezca lo contrario. Es más, diría que hay autores de terror que se van conectando durante sus respectivas carreras, y a estas alturas se hace necesario recordar que el caso de estos dos escritores es tan auténtico como la calidad de sus obras. Sin embargo, no es esa mi intención, al menos no para iniciar la reseña de "La chica de al lado". Me gustaría sumergirme brevemente en las páginas de "Danza macabra", uno de los pocos ensayos que tiene el tito Steve en su bibliografía y, sin duda, el más importante. ¿No lo habéis leído? ¿Y a qué estáis esperando? Porque, seguramente, habría añadido el nombre de Ketchum y el de muchos de sus libros en él. Al fin y al cabo, "Danza macabra" es un volumen donde el Rey habla largo y tendido sobre el terror en todas sus formas y colores y, por supuesto, en un texto así no podría faltar nuestro añorado Jack, con todo lo que le ha dado al género, literaria y cinematográficamente. Aun así, hay una parte de "Danza macabra" en la que King habla de Ketchum sin que sea Ketchum, en realidad. Atendamos a que el ensayo del creador de Carrie White se publicó en 1981, mientras que "Al acecho", la primera novela de Ketchum, es de 1980. Pero sí que estaba en el libro, tanto espiritual como conceptualmente.

Llegados a un punto de "Danza macabra", nuestro querido Steve habla del Monstruo Absoluto; así, con mayúsculas. King usa tal denominación para con los personajes (humanos) más mezquinos de las publicaciones de EC Comics, ya sabéis, el hogar de "Historias de la cripta" y obras similares de cómics de terror. El Monstruo Absoluto es el ser humano en su peor versión; psicópatas, violadores, ladrones, pederastas, sociópatas, asesinos, sádicos, egoístas, tramposos... Ese llamado monstruo humano que a veces suele acompañar al monstruo sobrenatural en las obras del de Maine. Echad un vistazo, por ejemplo, a "Carrie", "It (Eso)" o a "La historia de Lisey", y veréis unas claras amenazas de tono fantástico mientras otras más mundanas ponen en igual o mayor peligro a nuestros protagonistas. Ese Monstruo Absoluto es el que existe, el que tenemos al lado, con el que nos podemos encontrar en cualquier momento y ocupa las noticias de los periódicos todos los días, de una forma o de otra. Ese Monstruo Absoluto es la especialidad de Jack Ketchum, maestro de la ficción de horror basada en la realidad más truculenta. Nuestro Jack no acompaña a sus monstruos de criaturas sobrenaturales, no. Él se limita a recordarnos que nuestro vecino puede ser el peor monstruo de una historia de terror que, al mismo tiempo, podría ser la historia de nuestra propia vida. 

Dallas William Mayr, auténtico nombre de Jack Ketchum, ha recibido tantos elogios como señalamientos y polémicas tanto por su estilo y cruel inventiva literaria como por la violencia, sangre y agresividad de sus obras, capaces de trastocar incluso al más versado en terror y horror. Libros como "Al acecho" fueron recortados en sus inicios e incluso retirados de las librerías al poco tiempo de lanzarse; a menudo es un autor al que se le asocia con el subgénero del splatterpunk más ochentero; y las adaptaciones de sus trabajos siguen el mismo camino, mostrándonos lo peor del ser humano para con otros seres humanos... y algún que otro animal de cuando en cuando. "La chica de al lado" no se aleja en absolutamente en nada de todas estas características de la filosofía de Ketchum, ampliándolas en todo caso y, como suele pasar en la bibliografía del autor, basándose en un terrible suceso real que incluso tuvo una adaptación cinematográfica en su momento, "An American Crime", protagonizada por Elliot Page. De nuevo, el escritor nos demuestra que la realidad sigue superando a la ficción, aunque en sus manos lo mejor sería decir que la realidad da más miedo que la ficción, porque, a veces, la ficción se queda corta (el mismo Ketchum admite que aligeró ciertas partes para no hacerla tan dura; y lo es, creedme).

"La chica de al lado" se basa en el asesinato real de Sylvia Likens, quien fue torturada por su cuidadora, varios de sus hijos e incluso algunos niños del vecindario a principios de los años 60, en Indiana, Estados Unidos. Sylvia sufrió torturas terribles durante tres meses hasta que falleció por sus heridas y las consecuencias de estas. Uno de los fiscales del caso, describió el caso en el juicio como uno de los más diabólicos que se habían presentado jamás frente a un tribunal y un jurado. Y eso es lo que nos cuenta Jack Ketchum en el libro, como es evidente, novelando todo el trágico crimen, cambiando nombres, añadiendo y sacando personajes, y a través de la mirada del protagonista, David, quien nos narra lo sucedido mediante un flashback que nos llega a finales de los 50, justo cuando ocurre todo en la historia. Ya el inicio de la novela es toda una declaración de intenciones, pues David pregunta al lector si sabe (sabemos) lo que es el dolor, ahondando en el concepto y preparándonos, porque dolor es lo que vamos a ir sintiendo durante la lectura, cada vez más conforme pasamos las páginas y asistimos a la escalada de crueldad y salvajismo humano que se va produciendo casi sin que nos demos cuenta, como le ocurre a David. Pero "La chica de al lado" es como un accidente de tráfico, pues uno asiste con horror a él, y aun así no puede dejar de observarlo con morbosa curiosidad. La prosa de Ketchum ayuda a ello, pues es una obra que se devora, de nuevo, sin que nos demos cuenta, a pesar de que no esté destinada para todos los públicos, porque hay que tener las emociones controladas y el estómago de acero para aguantar hasta el final. Y más si recordamos durante la lectura que estamos ante un "basado en hechos reales".

La edición de La Biblioteca de Carfax es una maravilla. Aunque parezca sorprendente, por la poca popularidad que tiene (o que ha tenido) Jack Ketchum en nuestro país, al menos hasta la llegada de tan fantástica editorial, "La chica de al lado" ya contó en su día con una edición española bastante normalita, siendo amable. La Biblioteca de Carfax le ha dado un lavado de cara casi por completo, por dentro (atentos a la traducción de María Pérez de San Román) y por fuera; para muestra un botón en forma de la preciosa e inquietante portada de Rafael Martín Coronel. Y ojo al contenido "extra", porque no puede ser más interesante; por un lado, una introducción de Brian Keene, autor de novelas como "Mar Muerto", que me ha parecido uno de los textos más geniales escritos nunca sobre la literatura de terror, dando un repaso a la misma y a sus constructores en unas pocas páginas; por otra parte, y como ya pudimos disfrutar en "Joyride", el propio Ketchum nos deja una especie de "epílogo" o notas del autor que usa para explicarnos qué le da miedo y qué opinión le merece compartir oxigeno con psicópatas y sociópatas como aquellos en los que se basa para escribir sus novelas, siendo una excelente forma de conocerle más. Termino estas líneas de la misma forma que las empecé: con Stephen King. Y es que se podría afirmar que "La chica de al lado" es la versión de Jack Ketchum de "El cuerpo", su novela corta que tuvo como adaptación la maravillosa "Cuenta conmigo". Solo que aquí no hay optimismo. No hay luz. No hay finales felices. Esto es Jack Ketchum, amigas y amigos del horror. Bienvenidos al lado más oscuro del alma humana.



Tony Jiménez

5 comentarios:

  1. ¡Hola! Creo que me resultaría una lectura demasiado dura. Un besote :)

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  2. Muchas gracias por tu reseña, Tony. Sin embargo no creo que lea esta novela. El horror no es el género que más me atraiga en literatura. Sí, he leído dos o tres de King, pero hasta ahí llego. Prefiero más la novela negra y los dramas socio-urbanos. Pero rehúyo el terror por el terror por mucho sociópata y/o psicópata que los alimente.
    Un abrazo

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  3. Sabiendo que es real, no sé si podría leer este libro. Demasiado duro. Cuánta crueldad...
    Besotes!!!

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