Aprovechando que acaba de salir, por fin, el tomo 10 de la colección Saga, de Brian K. Vaughan y Fiona Staples, tras algo más de un año de descanso de la serie, he tenido la oportunidad de hacerme con los nueve primeros volúmenes y leerlos con detenimiento, y puedo decir que ha sido una experiencia muy interesante. 

Saga "se vende" como una soap opera de ciencia ficción, y esto, curiosamente, me tiraba mucho para atrás, ya que ni el culebrón ni las historias de naves espaciales suelen llamarme la atención. Sin embargo, eran tan buenas sus críticas que no tuve más remedio que darle una oportunidad. Y me alegro muchísimo. 

A su favor, el cómic tiene como guionista a Vaughan, autor que ha escrito uno de mis tebeos favoritos, Y, el último hombre. Y volver a encontrármelo en una historia larga era una idea tentadora. Así que con la base de confiar en el autor y en las buenas criticas, me metí de cabeza en una historia muy loca, pero divertida, emotiva, intensa, provocadora y tremendamente interesante. 

Saga es la historia de un amor prohibido. El universo está metido en una guerra interminable en el que todos los planetas toman partido por uno u otro bando. Por un lado está Terrada, un planeta tecnológico con habitantes alados (al estilo de las hadas), y por otro lado está Guirnalda, luna de Terrada, habitado por gente con cuernos (al estilo de los faunos) que pueden hacer magia. El odio entre ambas facciones es total y lleva siglos arraigado. En este contexto empezamos la obra solo para ver el parto en el que Alana, una soldado de Terrada, está dando a luz a Hazel, la narradora de la historia, con la ayuda de su padre, Marko, un guerrero de Guirnalda. Su amor es una abominación. Su hija un monstruo que no debería existir, pues nace con alas y cuernos. 

Ambos contendientes de la guerra consideran esta unión algo que hay que eliminar, no puede trascender que la unión entre ambos pueblos es posible y viable. De esta manera, todo el universo estará persiguiendo a nuestros héroes imposibles. 

La historia bebe directamente de Romeo y Julieta, aunque en este caso el drama es más familiar que de pareja. Porque el primer tema, el más importante de Saga, es la familia, la que nos toca por lazos sanguíneos y la que elegimos tener a nuestro lado, lo que otorga y lo que exige. Por supuesto, en una space opera intergaláctica, la inspiración más evidente es Star Wars, pero la intención de los autores es dotar a su historia de instrumentos, protagonistas y paisajes que quizás sean más reconocibles en el fantástico que en la ciencia ficción. Fiona Staples, con su diseño de personajes, nos lleva de la mano para conocer un universo original y diverso, precioso y peligroso. 

Y con esa diversidad entramos en otro de los grandes temas de la obra, la tolerancia. Todos los personajes tienen algún problema por ser quienes son. Marko y Alana son de razas distintas, y su unión está prohibida. Los periodistas sensacionalistas que los persiguen son gays en un mundo en el que la homosexualidad está mal vista; Príncipe Robot IV es clasista, xenófobo y racista en todas las variantes posibles, y, sin embargo, a lo largo de la historia tiene que ir aprendiendo a convivir con otras razas e incluso aceptarse a sí mismo y su "fluidez". 

No duda Vaughan en usar las relaciones sexuales de todo tipo (heterosexuales, homosexuales, transexuales) para dar profundidad y realismo a sus personajes, al fin y al cabo, ¿hay algo más realista que la diversidad sexual? 

La obra tiene un claro barniz antibelicista, no duda en mostrar los daños de la guerra, directos y colaterales, y lo hace de manera que ciertos personajes se crean un huequito en el corazón del lector. Y me parece una maravilla que la inspiración de Alana y Marko para desertar provenga de la lectura de una novela romántica subversiva. Un libro como primera llama de una rebelión filosófica y real, la de dos personas que deciden no plegarse a lo que se espera de ellos, y que prefieren luchar contra las consecuencias de su amor que olvidarse el uno del otro. 

Os aseguro, amigos, que la lectura de Saga no dejará a nadie indiferente. Puede que al principio entréis, como yo, buscando algo de ciencia ficción y os sorprenda tanta fantasía y algunos de los chocantes diseños de la dibujante, pero una vez se entra en el juego, y creedme, no queda más remedio que entrar porque inmediatamente el lector querrá saber lo que ocurre con Hazel y su familia, la  historia es completamente absorbente. 

Al fin y al cabo, una soap opera no es más que una telenovela, y si algo tiene este formato, es que es fácil engancharse a sus personajes y sus giros de guion. Y Saga es una historia formidable, no os la perdáis.