Sesión Salvaje, el documental más nuestro



Aunque inicialmente y antes de visionarlo pensé en realizar tan solo una opinión sobre este documental, debo confesaros que me ha encandilado como ninguno otro lo ha hecho en mucho tiempo. No solo despertó desde sus primeros minutos mi interés, sino que además me transportó sin ser consciente de ello, a otra época que no he llegado a vivir (al menos no gran parte de ella) pero que, sin embargo, me apasiona de igual manera.

Es por ello, queridos amigos y amigas, que me he visto en la obligación de realizar, a modo de pequeño tributo, un pequeño artículo sobre este fabuloso trabajo titulado Sesión Salvaje.


Eso sí, para evitar el menor número de spoilers, y que todo aquel que quiera pueda disfrutarlo al máximo, no entraré a hablar sobre películas ni actores (no, al menos que sea estrictamente imprescindible), tan solo del entramado que compuso toda esta industria, así como un pequeño análisis de dicho documental. No obstante, intentaré no extenderme tampoco demasiado para evitar dar más información de la estrictamente necesaria.

Y es que, como os decía, en esta obra compleja, entrañable, pero a la vez muy instructiva, nos hablan de buena parte de la historia de nuestro cine. Toda una generación de películas rodadas durante las décadas de los sesenta, setenta y ochenta, casi olvidadas, relegadas al olvido durante mucho tiempo. Films considerados como diversión de baja estofa, o de género Z. Un cine conocido coloquialmente como Exploitation (o explosión) bajo el que se ocultan grandes producciones, inquietudes, anhelos y proclamas. Pero sobre todo, una fuente de inspiración para las generaciones actuales de cineastas no solo patrios, sino de otros rincones del mundo.
A través de las palabras de buena parte de sus protagonistas (directores, actores, productores) así como de los compañeros de profesión que les tomaron el relevo, los responsables de este documental exploran todo este universo que dejó (por qué no decirlo) una profunda marca dentro y fuera de nuestras fronteras.


Como os adelantaba antes, en esta producción de casi noventa minutos se le da un exhaustivo repaso a ese cine que se rodó a lo largo de tres décadas en España, abordando de una forma maravillosa todos los elementos que emplearon y aportaron, y que a día de hoy enriquecen el cine actual y se utilizan como si fuera algo nuevo, cuando en realidad ya hacía mucho que estaba inventado.

Un cine muchas veces adelantado para su tiempo, en una época que no estaba preparada (debido no solo a la mentalidad, sino a la situación política del país) para ciertos trabajos o temas que eran considerados prohibidos o tabús. Obras que hoy son no solo reconocidas, sino también, en ocasiones, casi veneradas. Lo cual nos lleva a un punto en el que debemos reflexionar profundamente sobre lo que todo esto supuso. Ya no solo una transformación, sino la base y los cimientos del cine que vemos en la actualidad.

Para ir adentrándonos un poco en este documental, lo primero que debemos decir es que este tipo de películas nacionales surgieron a raíz de grandes producciones que se rodaban en nuestro país, y que venían principalmente de los Estados Unidos. Gracias a ello, los equipos que trabajaban en estos largometrajes (hablamos de todo tipo de personal, desde actores, iluminadores, coreógrafos, maquilladores, extras) comenzaron a aprender sus técnicas y fórmulas para posteriormente a llevarlas a la práctica. Es así como nació nuestro Cine Exploitation, y con él un aluvión de producciones de diversas temáticas y géneros.


Hay que tener en cuenta, antes de continuar, un dato importante. Y es que hasta ese momento, el cine de éxito que se hacía en nuestro país es lo que comúnmente se conocen hoy día como “españoladas”, y siempre se asocia (al menos en gran parte) a películas de baja calidad. Un término peyorativo que no comparto, pero que debido a la situación y la época (no debemos olvidar que por aquellos años España seguía bajo una dictadura) era de obligada necesidad como medio de diversión, pero también como sustento de muchos españoles y españolas.

Estos films que abordan el documental comenzaron inicialmente como trabajos realizados principalmente para el extranjero, ya que en nuestro país no eran de gran interés. Como era de esperar, debido a la falta de presupuesto nacieron numerosas coproducciones con países vecinos, consiguiendo así la financiación necesaria para llevar a cabo tales empresas. Sobre todo hubo dos géneros que enseguida empezaron a destacar, que fueron el terror y los westerns. Poco a poco, como veis, nos vamos introduciendo en la maquinaria y en los entresijos de un cine que funcionaba bien y tenía éxito, así como su evolución y el rápido aprendizaje de los nuestros a lo largo de sus primeros años.

De los westerns, por ejemplo, enseguida nos fijamos y tomamos como muestra el cine italiano, conocidos comúnmente como spaghetti westerns. Un tipo de películas que rompían los convencionalismos tradicionales y transgredían las normas empleadas habitualmente, creando obras muy distintas y originales.
Además de ello, como ya he mencionado antes, también se realizaron infinidad de producciones de terror para las cuales, a menudo, se contrataban estrellas y rostros muy conocidos para dotar a ese trabajo de mayor atractivo. 


Aquí voy a saltarme la norma que me he autoimpuesto al comienzo de este artículo, pero es que creo que es de recibo decirlo. Y es que, concretamente, en el género de terror hay un buen número de producciones a día de hoy icónicas y reconocidas como de culto, las cuales en su momento pasaron sin pena ni gloria por nuestras taquillas. Por fortuna, sus creadores y protagonistas, así como dichos trabajos, tienen el reconocimiento que su esfuerzo y constancia se merecen. No puedo avanzar sin nombrar antes a dos de esas figuras (sin duda me dejo muchas otras) de las que os hablo. Una de ellas es Paul Naschy, todo un icono, un actor que creía férreamente en lo que hacía, y que el tiempo ha sabido poner en su lugar. Homenajeado no solo aquí en su país, sino también en el extranjero, y un nombre que a nivel internacional cualquier cineasta reconoce. 
El otro, por supuesto, es Narciso “Chicho” Ibáñez Serrador, que fue un adelantado en su época y que con su obra ha creado escuela, además de dejar marcada hondamente su huella en muchos compañeros y compañeras del gremio.


Retomando el hilo una vez hecho este apunte, a lo largo de este documental muchos de sus protagonistas, actores veteranos y curtidos de nuestro cine, hablan orgullosos de que vieron el sueño cumplido de actuar junto a sus ídolos. Compañeros de profesión de alto caché y gran renombre en sus países de origen que venían principalmente a Almería a rodar junto a ellos.
Pero no solo encontramos la cara amable de esta profesión por aquellos duros años. Ya que estos mismos actores y directores patrios nos hablan de la triste realidad de sus empleos durante el gobierno de Franco. Por ejemplo, uno de ellos contaba a cámara, sin ningún tipo de tapujos, que fuera de nuestro país su profesión era reconocida y a la vez tratado con gran respeto, aquí, sin embargo, y empleando palabras textuales, era “tratado casi a codazos”. Una muestra del escaso valor que se le daba a la cultura y, en particular, al séptimo arte en la España de aquellos tiempos, por desgracia en ocasiones tan difíciles y rígidos en muchos aspectos.

Todo esto, además, hacía de cualquier producción una tarea casi titánica. La censura era firme y trataba con mano dura cualquier trabajo que se realizase, y todos sin excepción tenían que pasar antes por los censores del Estado. Por ejemplo, era impensable que en España pudieran existir los hombres lobo, con lo cual todo este tipo de seres y abominaciones tenían que ser trasladadas, y por tanto originarias de otros países. Con la violencia ocurría lo mismo, se tenía un poco más de libertad con ella, siempre y cuando ocurriera fuera de nuestras fronteras. Y en cuanto al sexo, mejor ni hablar…
Si a esto le sumabas que en un gran número de ocasiones intentaban manipular los trabajos (por ejemplo, cambiando un final) porque la desconfianza les hacía pensar que tras el argumento podía haber un mensaje oculto contra la dictadura, era el caldo de cultivo perfecto para que un film terminara en desastre.

De hecho, siempre que traían estos formatos a España después de coproducirlas, había que realizar dos versiones (cosa que en el documental se muestra muy claramente con una prueba gráfica). La primera muy light y muy recortada para nosotros los españoles, y la versión íntegra que era la que se estrenaba sin ningún tipo de tapujo en el resto de países.
Algunos directores, a pesar de ello, se las supieron apañar muy bien, e inteligentemente criticaban la situación del país camuflada sutilmente bajo elementos poco convencionales, por lo que salían airosos de esas tijeras implacables y sin mayores consecuencias.
Los años pasaron y llegó 1975, y con él la muerte de Franco y el fin de la dictadura. Con la Transición, España comenzó lentamente a cambiar y, al igual que ella, también su cine. De pronto, empezamos a hacer cosas que antes eran del todo impensables con la censura. De esta forma, siendo inevitable, llegó hasta nuestras pantallas buena parte de producciones el “cine de destape”

Este boom tan sonado y de tanta repercusión, supuso que pasáramos, literalmente, de no poder ver nada en la pantalla que se creyera inmoral o políticamente incorrecto a todo lo contrario. Esto provocó que también se abusara de ello en exceso, hasta el punto de que en determinadas películas se llegara al absurdo por el mero hecho de enseñar.
Por supuesto, no todo el cine de la época fue así, ni tampoco todos los actores y directores pensaban igual (aquí de nuevo vuelto a saltarme brevemente la norma de spoilear). Algunos, por ejemplo, trataron de mostrar el sexo a través y como canalizador del humor y la risa. El director Mariano Ozores o el actor Fernando Esteso fueron una muestra de este cine más amable, y que hicieron de nuestro cine algo más que un catálogo de cuerpos desnudos y escenas de sexo gratuitas y continuadas. En el documental se habla de manera especial de Los Bingueros, una comedia que aprovechó un cambio en la sociedad española y que tomó como premisa la legalización del juego en nuestro país. Ozores fue un cineasta que siempre supo aprovechar muy bien los acontecimientos que ocurrían a su alrededor para posteriormente parodiarlos en sus largometrajes. Y, además, a raíz de este film se formó una alianza muy efectiva teniendo como resultado la colaboración en varias producciones entre Pajares, Esteso y Ozores.


Los años siguieron pasando y, como siempre ocurre con el tiempo, también y una vez más todo fue cambiando de forma lenta pero constante.
La televisión entraba cada vez con más fuerza en los hogares, lo que suponía que la Industria del cine debía competir con ella. Lo cual supuso que tuviera que reinventarse y sacar nuevos formatos. 
De esta manera nació el cine más extremo, ultra violento y explícito que no se emitía en la pequeña pantalla. Un cine que tal vez hoy no se podría emular, ya que el público podría escandalizarse (véase como muestra el nuevo cine extremo francés. Películas como Martyrs o Irreversible a día de hoy siguen generando polémica y controversia).
Este cine extremo y violento dio paso a una serie de películas que se pusieron muy de moda en los ochenta. Es el género quinqui, conocido también como Blaxploitation, o nuestra propia manera de crear cine negro. Un estilo de hacer películas lleno de acción, que mostraba la realidad de manera cruda de los tiempos que corrían, en los que la delincuencia y la heroína o caballo no escaseaba en nuestras calles y barrios. De aquí nacieron dos vertientes. La primera, la que se hacía para distraer simple y llanamente al público. La otra, en cambio, más comprometida y con una clara intención de denuncia social y política.


Casi al final de este documental se habla de la Generación del Videoclub, así como la importancia que tuvo para acercar innumerables trabajos a gente de todas las edades, entre los que yo me incluyo. Aquí emplean una muestra verídica y muy simpática y que todos los que hemos vivido esta época hemos hecho. Y es ese momento en el que entrabas, y te dedicabas antes de escoger la elegida, a examinar con deleite y disfrute las carátulas y sinopsis de las nuevas novedades que llegaban.
Por último, se aborda el controvertido y criticado por tantos asunto de la ley Miró. Un decreto promovido por la cineasta Pilar Miró cuando fue nombrada en 1982 directora General de Cinematografía. 
Esta ley, en pocas palabras, venía a decir que el cine “no podía ser definido como un producto, sino que era necesario subrayar su valor como un bien cultural”.
Esto provocó que el decreto aprobado en 1983 estableciera un nuevo modelo que pretendía elevar la calidad de las producciones para dignificar la profesión. Con ello se estableció también un nuevo método de financiación, y consecuentemente acabó con las películas de bajo presupuesto, y a toda la industria en general. Lo que conllevó también que al cine español le fuera cada vez más difícil competir con las grandes superproducciones que nos llegaban a las salas de cine desde EEUU.
De esta forma, ese cine que durante generaciones había funcionado y se había producido en nuestro país desapareciera. El cine Exploitation terminó sepultado y en el olvido. Pero como decíamos al comienzo de este artículo, no fue para siempre, y por fortuna hoy día podemos disfrutar de una buena cantidad de esas producciones. Cintas que nos llevan a nuestra infancia o que nos evocan simplemente tiempos distintos, ecos del pasado que forman parte de nuestro legado y cultura.


Después de ver este documental, creo que es de obligado cumplimiento que todo aquel y aquella que se considere amante del cine, no se pierda este enorme trabajo que, además, cuenta con un gran número de personajes ilustres de nuestra Industria de ayer y hoy.
Algunos de ellos son: Álvaro de Luna, Fernando Guillen Cuervo, Alex de la Iglesia, Emilio Linder, Jordi Grau, José Lifante, Antonio Mayans, Miguel Ángel Vivas, Lone Fleming, Eugenio Martín, Enrique López Lavigne, Nacho Vigalondo, Esperanza Roy, Diego San José, Fernando Esteso, Paco Cabezas, Mariano Ozores y muchísimos más que me dejo en el tintero.

Un último extra que quería dejaros por aquí antes de dar por concluido este artículo, y que me parece que os va a hacer disfrutar y que pienso también que complementa muy bien este texto, así como el documental Sesión Salvaje, es cierto trabajo de un compañero y amigo muy querido por todos y todas los que formamos el equipo de Chica Sombra.
Se trata de Pako Mulero, director del Fanzine La Cabina de Nemo, que tuvo la suerte de asistir en directo al visionado de esta producción en la semana de Cine Fantástico y Terror de Donosti donde dicho trabajo cosechó un gran éxito, y que además tuvo la inmensa fortuna de entrevistar a sus directores.
Aquí os dejamos algunas imágenes del evento, así como el enlace directo a su página web para que podáis leer la entrevista completa:





Con esto me despido. Espero que lo hayáis disfrutado, y sobre todo, como siempre digo, que haya despertado vuestra curiosidad.

¡Hasta la próxima!



Chica Sombra

5 comentarios:

  1. ¡Hola! Un artículo muy completo y muy interesante. La verdad es que no conocía el reportaje y trata un tema que me interesa. Le voy a echar un vistazo, seguro que me gusta. ¡Un beso!

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  2. Hola!
    Que buena manera de enterarme de la existencia de este reportaje, me parece muy interesante así que a lo mejor me informe un poco más
    Saludos!

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  3. Muy interesante, le echaré un vistazo.
    Besos.

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  4. Vaya, me has convencido. Me lo llevo apuntado.

    Un abrazo ;)

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