Entrevista a Belén Ponce de Léon: `Intentamos trabajar desde la humanidad´

¡Hola, Belén! Antes de nada, darte la bienvenida a Chica Sombra, siéntete como en casa. Cuéntame, ¿cómo es un día normal en tu vida?

¡Hola!

Mi día depende del proyecto en el que esté sumergida en ese momento. Los últimos meses he estado inmersa en los ensayos de La cresta de la ola, último espectáculo de la compañía. Ahora estamos despidiendo Las princesas del Pacífico, nuestro primer espectáculo. Lo que sí intento cada día es estar más en contacto con la naturaleza. Después de veinte años viviendo en el centro de Madrid, me he mudado y he cambiado los semáforos por los árboles.

Acabáis de estrenar Las princesas del Pacífico, obra que nos cuenta el viaje que emprenden dos mujeres excluidas, voluntariamente o no, de la sociedad. Es un viaje literal, pero, ¿también hacia el centro de ellas mismas?

Absolutamente. Agustina y Lidia (los personajes de Las Princesas) viven recluidas en su casa donde su único contacto con el exterior es a través de la televisión. Les toca en un concurso un viaje en un crucero de alto lujo, a partir de ahí se relacionarán con el mundo, una aventura dónde no dejan de pasarles cosas que las llevarán a un viajazo interno.

En forma de melodrama, nos habla también de lo que pasa cuando salimos de nuestra zona de confort a un mundo que, quizá, no nos entiende. ¿Qué fue lo que hizo que te subieras a este barco cuando leíste el guion?

Que estaba dirigido por Troncoso. Me llamó para ofrecerme a Lidia y le dije que sí antes de leerme el texto, y cuando lo leí estaba emocionada de participar en algo tan loco y diferente a todo el teatro que había hecho antes. Conocí a Troncoso en un taller de teatro en Sevilla cuando estudiábamos en la Universidad, dejamos de vernos y a los catorce años me lo encontré en Madrid. A partir de ahí empezó el maravilloso viaje de La Estampida.

Háblame de tu personaje. ¿Cuánto tiene de ti?

Lidia es punki, libre, sensible, ingenua y atrevida. Un regalo que me hizo Troncoso, imagino que él vería algo de eso en mí. Aunque creo que ella me ha dado mucho más a mí.

La obra lleva al espectador de la carcajada al llanto. ¿Cómo de difícil es conseguir esto?

Eso es sello La Estampida. Intentamos trabajar desde la humanidad de los personajes y no hacer parodia de ellos, eso hace que el público empatice con sus ilusiones y su dolor. Y también se consigue con un texto bien escrito, una dirección brillante y una magnífica actriz y compañera como es Alicia Rodríguez.

¿Qué es lo mejor de pertenecer a la compañía La Estampida? ¿Cómo es trabajar bajo la dirección de José Troncoso?

Ya somos una familia. Lo mejor es que nos ponemos al servicio de la obra que queremos contar tanto desde la producción, la dirección o la interpretación. Intentamos que desaparezca el ego mal entendido y ser unos canales de transmisión. Ha sido muy bonito y enriquecedor crecer juntos durante estos años y compartir el aprendizaje y las experiencias. Tenemos una forma similar de entender la vida y el teatro. Tengo mucha suerte.

Troncoso trabaja desde la esencia del actor, desde la autenticidad de cada uno, saca lo mejor de ti. Intentamos contar el alma humana desde el juego, esa es la base: el juego y el amor a la vez que investigamos con el cuerpo y la palabra.

¿Me puedes contar algo sobre tus próximos proyectos?

Seguimos con bolos de Lo nunca visto y empezamos con la gira de La cresta de la ola. En primavera participaré en la película La maniobra de la tortuga de Juan Miguel del Castillo.

Para terminar, darte mil veces las gracias y hacerte una última pregunta: ¿eres feliz?

Gracias a vosotros.

Tengo muchísima suerte. Me levanto de buen humor, me dedico a lo que me apasiona y mi familia, tanto la elegida como la que me ha tocado, está bastante bien. Sigo teniendo curiosidad por descubrir muchas cosas y la pandemia ha hecho que tenga más ganas de vivir todavía. La felicidad se busca y mientras haya vida, hay ganas. Y a mí las ganas no me faltan.