Comparando el equipaje de entonces con el equipaje actual que se necesitaría hoy en día para esa misma aventura, el autor nos mete de lleno en 25 historias reales que nos hacen soñar. Algunas de ellas con finales felices, y otras no tanto. Pero bueno, es lo que tiene el oficio de aventurero. 

Así, de esta manera, empezamos el libro conociendo la historia de Nellie Bly, la cual fue la primera persona que dio la vuelta al mundo en setenta y dos días. Continuamos con el malogrado Capitán Scott, el eterno segundón por culpa de su aventura en la Antártida (¿Alguien recuerda Héroes de la Antártida, de Mecano?). A continuación, leemos la epopeya del noruego Amundsen, el campeón que derrotó a Scott. Continuamos leyendo las aventuras de Percy Fawcett ( el famoso aventurero que buscaba la ciudad perdida de Z), el primer viaje en coche que cruzó el Sáhara con Eva Dickson al volante, la primera circunnavegación del globo en coche a cargo de Clärenore Stinnes, los vuelos de la famosísima Amelia Earhart, la expedición de Thor Heyerdhal en su trozo de madera (realmente alucinante), las investigaciones de Jacques Cousteau, la primera ascensión al Everest de Edmund Hillary, el viaje, en Land Rover, de Londres a Singapur de Tim Slessor, la primera circunnavegación del globo en vela en solitario de Robin Knox, el viaje en camello a través del desierto de Robyn Davidson, la expedición Transglobe de Ranulph Fiennes, la primera ascensión al Everest sin oxígeno de Messner, la primera circunnavegación  con propulsión humana (lo sé, hay que leerlo para creerlo) a cargo de Jason Lewis. La primera vuelta al mundo en bicicleta que hizo Alastair Humpheys. La travesía más larga de la historia, con esquíes, de Rune Gjeldnes. El viaje a pie, por el Amazonas, de Ed Stafford, el viaje de Sarah Outen. El primer vuelo alrededor del mundo con energía solar de Bertrand Piccard y André Borschberg. El vuelo en globo de Kóniujov. El viaje en Kayak, de Groenlandia a Escocia, de Hicks y Bullard. Las veintiuna ascensiones al Everest de Apa Sherpa y, para concluir, (ufff, estoy cansado solo de escribir todos estos viajes), el descenso del rio Esequibo a cargo de Laura Bingham.