Entrevista a Ángel Fernández: `Tengo la pelusilla de dirigir´

 


Hoy nos visita Ángel Fernández, autor de diez novelas de distintos géneros que ha tenido la amabilidad de venir a charlar con nosotros. Démosle la bienvenida.
¡Hola, Ángel! Antes de nada, darte la bienvenida a Chica Sombra, siéntete como en casa. Cuéntame, ¿cómo es un día normal en tu vida? 

Pues una vida familiar con mi chica y nuestro hijo, consumiendo las horas entre los quehaceres diarios, escribir, preparar los guiones de Una buhardilla en París, planteando los programas, escribiendo las entradas de Diógenes tiene un tonel y, cuando tengo algo de tiempo, lo que más me gusta es enchufar la guitarra y tocar un rato, no tengo todo el tiempo que quisiera para esto, pero es algo que me hace sentir muy bien y me relaja muchísimo. 

Tu última novela, El siglo de las bestias, nos muestra la entrevista que un periodista hace a Marek Bosko, un fotógrafo con multitud de atributos. ¿Por qué este original formato de narración? 

Pensé que escribiendo en primera persona o con una voz omnisciente podría escribir una saga, de cada conflicto al que acude Marek podría sacar una novela y eso sería agotador para el lector y también para mí, por lo que llegué a la conclusión de que una forma de abreviar sería que la historia la contara una tercera persona, en este caso un periodista que no tiene una relación íntima con él, de hecho, la vida de Belmont no nos afecta en nada, él solo nos cuenta la historia. 

Marek es fotógrafo de guerra, y tú nos traes una crónica bélica para mostrar tu oposición a ella. ¿Cómo se mastica esto? 

Es cómo una terapia de shock, una forma de hacer una diatriba salvaje sobre el conflicto armado es mostrar lo salvaje de él y no solo las consecuencias, en las guerras mueren los pobres; los ricos ordenan, pero no recargan baterías en las trincheras. Como dice Marek en la novela: “En la guerra, cuantas menos estrellas se tiene en el uniforme, menos posibilidades se tienen de volver sano y salvo a casa”.

¿Cómo de dura y extensa ha sido la documentación? 

Cuando entro en la novela histórica siempre es muy duro ese proceso, es estudiar historia. Pero es fundamental que la narración sea coherente con ella, una cosa es una licencia literaria y otra mentir. Pero, después del proceso, siempre sales más enriquecido. 

Sé que es casi imposible contestar a esta pregunta, al menos, si a los datos históricos nos remitimos. Pero, en tu opinión, ¿qué guerra fue la más dura, la más inhumana? 

Creo que, más que por datos, al menos yo la siento por cercanía, y es la Guerra Civil española la qué más nos toca; además, tuvo ese aspecto tan tétrico de que no solo fue una guerra en la que no se respetaron las reglas básicas de la propia guerra, por ejemplo, bombardeando civiles adrede. Además, fue un laboratorio donde se probaron armas para algo más grande que venía, que era la II Guerra Mundial. 




Esta es tu décima novela, pero, además, escribes guiones para cortos y teatro, un blog y participas en un programa de radio. ¿Hay algo que no sepas hacer? 

Yo nunca descarto aprender cosas nuevas y siempre estoy dispuesto a escuchar y, aunque hace mucho que no escribo guiones para cine o teatro, siempre tuve la pelusilla de dirigir, aunque eso lo veo muy lejos. Conduciendo Una buhardilla en París llevo desde enero, tengo absoluta libertad para construir los programas, pero aun me impone respeto el micro. Pero está siendo una experiencia maravillosa, tengo alrededor a gente muy paciente que me enseña mucho y poco a poco creo que el programa está creciendo, aunque queda mucho camino, por supuesto. 

¿Qué sueño artístico te queda por cumplir? 

Pues artístico tengo la pelusilla algún día de dirigir, aunque no es realista, al menos ahora,  y un sueño que si lograré, pero no artístico, académico, es licenciarme algún día en filosofía y letras. 

¿Me puedes contar algo sobre tus próximos proyectos? 

Pues ahora mismo, entre las entradas de Diógenes tiene un tonel y los programas de Una buhardilla en París voy a tener para tiempo, porque lo estoy disfrutando mucho. Pero poco a poco ya estoy trabajando en la que será mi próxima novela. 

Para terminar, darte mil veces las gracias y hacerte una última pregunta: ¿eres feliz? 

Ufff ¡vaya pregunta! Tendríamos un debate filosófico interminable sobre esto, y supongo que con decir” la felicidad son pequeños momentos” incluso quedaría bien, pero una pregunta tan buena se merece toda la sinceridad. No es que no sea feliz, además, no me lo propongo siquiera y sé que en esta especie de dictadura de la felicidad en la que cualquier gurú te la vende en internet a través de algún curso de crecimiento personal y cosas así, decir que no me propongo siquiera serlo es hasta desobediencia civil, ¿verdad? Pero creo que la vemos como un producto mercantil que tenemos que alcanzar y el resto de emociones humanas son igual de interesantes y además necesarias, y cuando enciendo la televisión o pongo la radio y presto atención a las noticias, tengo la impresión que ser feliz está entre lo frívolo, lo absurdo y la ficción y cómo escritor soy conocedor que feliz no se escriben buenos libros. Decía Paul Auster algo así como: “Todo escritor es alguien que por algún motivo está malherido”. Por supuesto, tengo muchos motivos para ser feliz y lo soy cuando es apropiado y me apetece, pero también tengo motivos para el resto de sentimientos. A esta vida se puede venir a hacer muchas cosas, pero venir a ser feliz no me parece la más romántica. Lo que te decía, el tema da para mucho. 

¡Gracias, Ángel!




Chica Sombra

3 comentarios:

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