Bichos raros: El enigma de los unicornios fluorescentes, o cómo alimentar al niño interior


Formato: PAPEL

ISBN: 978-84-698-4719-0

Tamaño: 13.5 x 21 cm

Páginas: 194

Encuadernación: Rústica Hilo

Fecha de publicación: 27-09-2018

Colección: Narrativa infantil

Sinopsis:

Bienvenidos a Fantasiburgo! ¡¡¡PROHIBIDO EL ACCESO DE HUMANOS!!!

Serie middle grade muuuy gamberra que combina misterio con fantasía y humor.

Un libro, un caso fantástico a resolver, capítulos cortos, escenarios increíbles y voces únicas.

¡Y con las divertidísimas ilustraciones de Bea Tormo!

Fantasiburgo es la ciudad secreta de todas las criaturas fantásticas: aquí conviven pacíficamente dragones, unicornios, momias, licántropos, sirenas... Y les va muy bien sin humanos metiendo las narices. Así ha sido durante siglos, hasta que un malentendido lleva a los Rodríguez Rodríguez a la ciudad. Tania es una friki de las historias de fantasía. Gon está acostumbrado a ser el más popular de clase. Pero ninguno está preparado para la vida en una ciudad fantástica.

La aparición de una extraña pandemia pone la ciudad patas arriba. Los unicornios se tiran pedos de arcoíris, levitan a medianoche y su piel se ha vuelto fluorescente. Cuando los habitantes de Fantasiburgo descubren que los Rodríguez Rodríguez no son unos vampiros sino humanos, los culpan de la plaga. Tania y Gon tendrán 24 horas para encontrar la cura y salvar la ciudad..., y sobre todo, quedarse en Fantasiburgo, su nuevo hogar. Un misterio contrarreloj con pedos de colores, galletitas de manzana mágica y un culpable escurridizo.


Opinión personal de Tony Jiménez:

Decía una persona muy sabia que un adulto creativo es un niño que ha sobrevivido. Es cierto que existen innumerables frases de ese estilo en el mundo de la literatura, pero pocas tan bien construidas, llevadas y confeccionadas como esta de Ursula K. Le Guin, autora de obras tan importantes en la literatura de género como las protagonizadas por el mundo y los personajes de Terramar, y considerada como la reina de la ciencia ficción y la fantasía. Esta consideración por parte de la maestra Ursula conecta perfectamente con la idea del niño interior, nuestro niño interior, ese que muchos escritores, en especial de literatura de género, relacionan a su vez con el mundo creativo, con ese infinito mundo de la imaginación que parece que muchos pierden conforme crecen. Sólo hay que observar como hay adultos que son capaces de insultar a otros con frases como "ya eres muy mayor para eso" o "estás infantilizado" o "pareces un crío" cuando descubren que esas personas mantienen viva la llama de la imaginación gracias a ilusionarse con temáticas que esa gente considera infantiles, añadiendo un claro carácter peyorativo a la palabra, algo bastante alejado de la realidad.

Si juegas a videojuegos, eres un crío. Si coleccionas figuras, tienes que crecer y dejar de jugar con muñequitos. Si lees cómics, eres un niño pequeño. Si disfrutas viendo dibujos animados, tienes que crecer porque eres un eterno Peter Pan. Así ad infinitum, para más inri con actividades culturales que no sólo profundizan en nuestra inteligencia, creatividad e imaginación, sino que también son capaces de sumergirse en las entrañas de nuestra sociedad actual y la cultura popular que tan bien ha ayudado a construirla, hoy y siempre. Dicho de una forma sutil y discreta, da un poco de pena descubrir que todavía existen personas que consideran algo infantil ver películas de animación o jugar a videojuegos, pero la lástima hacia ellas es doble cuando comprobamos que, al mismo tiempo, creen que ser infantil es algo malo. Con unas pocas palabras están desculturizándose, demostrando toneladas de ignorancia y exhibiendo sin ningún pudor unas entrañas desprovistas totalmente de ese niño interior que siempre, siempre debemos mantener con vida, con cada vez mejor salud conforme crecemos. Y para ello existen libros como el que hoy os traigo, porque si algo es este primer tomo de "Bichos raros" es, sin duda, un excelente alimento para que nuestro niño interior crezca sano y fuerte.

Pero vamos a lo que vamos. ¿De qué trata "Bichos raros"? En realidad, estamos ante el primer tomo de lo que se presupone una saga o una colección de libros sobre los protagonistas y el escenario en el que se mueve, de ahí el número 1 que podemos ver en el lomo del volumen y el título del mismo, es decir, "El enigma de los unicornios fluorescentes". ¡Casi nada! Un buen título para llamar la atención de propios y extraños, ¿verdad? Este primer número de la serie de "Bichos raros" nos presenta a sus protagonistas, los Rodríguez Rodríguez, una familia de lo más normal que, de la noche a la mañana, por una equivocación laboral, acaba viviendo entre criaturas fantásticas que se han alejado del mundo en Fantasiburgo, una ciudad en la que los seres de fantasía e incluso de terror conviven sin que los humanos puedan molestarlos; desde duendes hasta vampiros, pasando por unicornios, gnomos, orcos, hombres lobo, hadas, centauros... ¡De todo! Un ambiente perfecto para Tania, la friki protagonista de las aventuras de "Bichos raros" y joven Rodríguez Rodríguez, fanática de todo lo que tenga que ver con la fantasía, aunque ¿quién le iba a decir que un día lo viviría en directo? Mientras asistimos a su llegada a Fantasiburgo, con todo lo que ello conlleva (nuevos amigos, nuevo colegio, nuevos compañeros de clase, mentir para que no sepan que es una humana, competir con su hermano por la popularidad en clase....), tendremos que descubrir con ella el origen de la extraña epidemia que de repente recorre la ciudad, la cual hace que los unicornios se inflen, se tiren pedos de colores y se iluminen como luces de Navidad. ¿Quizá la causa sea ella misma? ¿Es posible que la presencia de humanos lo provoque?

No voy a andarme por las ramas: "El enigma de los unicornios fluorescentes" es un libro divertidísimo. Ojo, no sólo por sus situaciones repletas de comicidad y fantasía, a partes iguales, sino también por sus personajes, por sus diálogos y, por supuesto, por las entrañables, adorables y chulísimas ilustraciones de Bea Tormo, que hace un trabajo espectacular dando vida a protagonistas y secundarios de la obra, hasta tal punto de que ésta incluye, justo al final, una serie de magníficas pegatinas relacionadas con ellos, siendo otro de los grandes extras de la novela. Y sí, he hablado bastante de que el trabajo de Daniel Drac, autor de "Bichos raros", es muy capaz de despertar al niño interior más dormido, pero no nos olvidemos que estamos ante un título perfecto para los más pequeños de la casa, un volumen de esos que ayudan a enamorarse de la lectura y cuyo estilo es tan dinámico que se lee en un suspiro sin que se transforme en ningún momento en una narración simplona. El estilo de Drac desarrolla tan, tan bien tanto el entorno como los personajes que enseguida estaremos deseando regresar a la primera página para comenzar de nuevo el cuento a la espera de un segundo libro que, sin duda, devoraré. Tranquilos, porque os traeré mi opinión al respecto en cuanto caiga. Una vez entras en Fantasiburgo es fácil convertirse en un vecino permanente. Os lo aseguramos yo y mi niño interior.




Tony Jiménez

2 comentarios:

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