Formato | Papel
Código Comercial | 1578291
ISBN | 978-84-698-3382-7
Tamaño | 20,00 x 25,00 cm
Páginas | 32
Sinopsis:
¿Son tus músculos elásticos? ¿Y tus huesos de acero? ¿Eres capaz de dar un salto y volar?
¡Sigue los siete sencillos pasos descritos en este manual y conviértete en un superhéroe!
No te pierdas cómo nuestro héroe escoge su identidad secreta, elige un superpoder y se prepara para salvar el mundo. Pero atención: ¡no es fácil ser súper! Todo héroe necesita ayuda para despegar.
Opinión personal de Tony Jiménez:
Reconocer a estas alturas que tengo mis géneros predilectos es como descubrir que el agua moja. El mundo está repleto de obviedades, y no habéis venido a leer una más, sino a que os cuente (o eso espero) mis impresiones sobre el libro que hoy os traigo. Sin embargo, me parecen necesarias un par de obviedades como la mencionada para entender por qué me he puesto a leer una obra que, en principio, va destinada a los más pequeños de la casa. Además, al ser ésta una foto-reseña, el análisis del título exige un enfoque diferente, más directo, menos pausado y mucho más rápido, reseñando el libro en cuestión desde un punto de vista más gráfico que narrativo, lo cual tampoco es que sea posible sin destripar la obra por completo, teniendo en cuenta su corta extensión. Algo lógico, porque "Superhéroe: Manual de instrucciones" va destinado a los peques, a los nenes, a aquellas adorables y maravillosas personitas bajitas que contienen toneladas de inocencia, y que reciben con oleadas de la misma lecturas como la que tenemos entre manos.
Pero os hablaba antes de mis géneros predilectos. Sí, sí. Terror, suspense, ciencia-ficción, fantasía... aunque, de vez en cuando, viene bien salirse del sendero conocido y pasear por otros caminos distintos para desintoxicarse ligeramente del encasillamiento que sufre cualquier lector habitual. Al fin y al cabo, todos tenemos nuestros géneros favoritos, no soy único ni especial por ello, y sin embargo, pocos lectores conozco que se atrevan a surcar con más o menos regularidad esas vías diferentes de géneros que igual no les atraen normalmente, pero que, de cuando en cuando, se pueden hacer hueco en sus pilas de lecturas pendientes. Aun así, también es cierto que, nos guste o no, todos tenemos géneros a los que no nos acercamos ni aunque nos pagasen por ello; para mí, por ejemplo, sería la novela histórica, que he tocado tan pocas veces que podría contarlas con los dedos de una mano, y sobraría alguna que otra falange. Entonces, ¿qué hacer? En mi modesta opinión, que no deja de ser mi opinión única y personal, nos tenemos que situar en esa zona gris de géneros que podemos degustar sin arder en llamas, pero que se alejan ligeramente de aquellos otros que logran que no durmamos varias noches seguidas por leer los libros adscritos a ellos. Y en esa zona gris se sitúan lecturas como "Superhéroe: Manual de instrucciones".
No se puede negar que los superhéroes se hayan labrado su lugar no sólo en nuestro ocio diario, sino en la cultura popular. Vale, en Estados Unidos la cosa viene de más lejos, pero en el resto del mundo ha ido poco a poco, y las películas y las series han tenido mucho que ver con que eso de leer cómics ya no sea una actividad de raritos, marginados e inadaptados, lo cual, además de tremendamente ofensivo, se encontraba bastante lejos de ser cierto. Y ni siquiera podría decirse que los superhéroes estén de moda, porque tiene toda la pinta de que hace mucho que llegaron para quedarse en múltiples facetas de nuestra vida diaria. Eso de ser "friki", en el mejor de los sentidos (¿hay alguno malo?) es lo último de lo último, e incluso aquellos que nunca entendieron a personajes como Spiderman, Lobezno, Batman y Superman, hoy en día visten sus camisetas, beben en sus vasos, se compran sus cómics, adquieren figuras basadas en ellos y son los primeros en comprar las entradas para acudir a los cines a disfrutar de sus últimas superproducciones. Sin embargo, por el camino, se nos olvida una gran parte del público a la que, originalmente, iban destinados los cómics: los niños. Salvo excepciones muy, muy, muy puntuales, hoy parece que Spiderman, el Capitán América, Hulk, Batman, Green Lantern, Aquaman, Iron Man y Wonder Woman van más dirigidos a los comiqueros de entre treinta y cuarenta años, dejando para los peques de la casa el tema del merchandising; mochilas, figuras, peluches, ropa, accesorios, vehículos infantiles, juguetes para el baño, colonias y un largo etcétera casi interminable. Vale, nadie está pidiendo que Lobezno, Punisher, Hellboy, Darkness, la Sombra, Lobo, el Vigilante o Spawn sean para niños, pero ¿y el resto? Si los adultos tienen su propio estilo de merchandising, ¿por qué los niños no tienen sus propios cómics?
En este caso, lo que Kristy Dempsey y Mark Fearing, guionista e ilustrador, respectivamente, hacen con "Superhéroe: Manual de instrucciones" no es un cómic, sino un delicioso libro infantil que apela al origen, al núcleo, de lo que significa ser un superhéroe, regresando a la sencillez del concepto, a su lado más infantil, sin caer en una simpleza que sonroje a los mayores de la casa. Es más, debo admitir, sin ningún pudor, que he disfrutado como un enano (y nunca mejor dicho) sacando a mi niño interior para devorar las páginas de la presente obra, en la que se nos explica cómo se puede uno convertir en un superhéroe mediante siete sencillos pasos. El protagonista, un peque con ganas de salvar el mundo junto a su inseparable perro y siempre vigilado de cerca por su hermana, no sólo aprenderá cómo ser un superhéroe, leyendo un manual que recibe el mismo nombre que el libro en cuestión, sino que aprenderá a ser un verdadero superhéroe, recibiendo una lección de vital importancia que cualquiera de nosotros podría aplicarse a su propio día a día. Como señalo en el título de esta reseña, hay que aprender a ser un superhéroe, sí, pero hay que aprender a estar ahí cuando se nos necesita para cualquier situación. Ahí radica la auténtica magia de ser un superhéroe, sin que importen los poderes, las habilidades especiales, los trajes llamativos o la larga lista de supervillanos con la que contemos.
La obra es divertidísima. Y no sólo a nivel visual, con ilustraciones que son tan bonitas como simpáticas, sino también a nivel argumental. Sólo hay que echarle un breve vistazo a la adecuada portada para darnos cuenta de qué va exactamente el libro. Y atentos a las lecciones del manual, porque son para partirse de risa, al mismo tiempo que resultan un gran homenaje a las historias clásicas de superhéroes; las recomendaciones para escoger un adecuado nombre de superhéroe, la elección del compañero perfecto, el diseño del disfraz, el descubrimiento de la guarida, los superpoderes con los que contemos, el almacenamiento de la superenergía y, por supuesto, la misión de salvar el mundo son algunos de los "sencillos" pasos que nuestro adorable protagonista seguirá para transformarse en todo un superhéroe, aprendiendo valiosas lecciones vitales por el camino. La edición que de "Superhéroe: Manual de instrucciones" nos ofrece Anaya es fantástica. Tapa dura, papel de calidad y con un acabado espectacular, completando lo que es una obra genial para niños que necesitan leer sobre superhéroes y también para mayores que han olvidado los conceptos más importantes de estos. Y, por supuesto, es un libro perfecto para que los más pequeños de la casa se inicien en el mágico universo de la lectura, y si están acompañados de un mayor, con el que ir avanzando por estos ocurrentes consejos para ser un superhéroe, mejor que mejor.
hola,
ResponderEliminarme acabo de enamorar de este manual, y el hijo de una de mis mejores amigas quiere ser superheroe de mayor asi que ya tengo su regalo de cumpleaños jejeje me encanta
Gracias por la reseña
Besotessss
Qué chulada!!! Me lo apunto por si me surge algún regalo ;)
ResponderEliminarBesitos
No es pera mi pero se ve muy divertido. Gracias por la reseña.
ResponderEliminarUn saludo!
¡Qué monada!
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