Dirección: Joaquín Daniel
Escenografía: Juan Carlos López Escalante
Ayudante dirección: David Escalante
Iluminación : Mingo Albir
Producción: La Máquina
Intérpretes:
Rafa Cruz
Òscar Bosch
Sinopsis:
Dos personajes, una oficina, un trabajo rutinario… y un diálogo en el que el humor, la filosofía de bar y la tragedia humana se entremezclan a un ritmo de espasmo.
Una pieza teatral minimalista con aromas becketianos que invita con feroz humor a mirarnos a nosotros mismos en estos tiempos de ira y distribución de cuotas de poder.
Opinión personal de María Pizarro:
Este sábado por fin pude ir al teatro La Máquina, ubicado en el número 7 de la calle Padre Jofré de Valencia. Digo por fin, porque la semana anterior me fue imposible asistir. Comento todo esto, porque quiero recalcar la profesionalidad y el trato tan agradable que tienen las personas que forman parte del engranaje de este teatro. Es de agradecer que no solo me facilitaran otra fecha que me viniera mejor, sino que la cercanía a la hora de preocuparse en que todo estuviera bien, hacen que una vaya con mucho más cariño si cabe, a cada obra que este magnífico equipo exponga.
Como os decía, la sala La Máquina tenía en cartel la obra de Joaquín Daniel Opalalá, interpretada por los actores Rafa Cruz y Óscar Bosch. La historia gira en torno a dos trabajadores que se encuentran en la oficina sellando distintos documentos burocráticos, pero es en el descanso del bocadillo cuando empieza la trama.
Los diálogos entre estos dos personajes comienzan como todas las absurdas conversaciones de oficina, permitiendo que el espectador crea, de una forma ilusa, que está visionando una obra simple y llanamente humorística, donde se explota el estereotipo del típico fascista que se ve a si mismo como un espécimen superior al resto de los humanos; y por otro lado, al fiel ayudante que traga y asume su rol de joven aprendiz, ante tanta “sabiduría” expuesta. Pero conforme el juego de palabras les lleva a profundizar en lo que la sociedad les exige ser, la trágica verdad pugna por salir.
Nunca antes le había dado tanta importancia a los pronombres personales, y en general a la fuerza de las palabras que ocultan un doble rasero, que hiere y marca a las personas. Un simple y despectivo Ellos, puede hacer una gran distinción de clases sociales, dejando palpable el eslogan que lleva por bandera esta obra: “Procura ser uno de nosotros y la vida te sonreirá”.
Los actores se dirigen, señalan, e insultan a un público anonadado, que se ve incapaz de reaccionar, sacudidos por un torrente de talento del que es difícil no percatarse.
Cuando un actor, como es en este caso Óscar Bosch, consigue que te apetezca levantarte del asiento y guantear a su personaje, porque no puedes odiarlo más, es cuando te das cuenta de que tienes ante ti una interpretación brillante. El contrapuesto al odio, lo pone el personaje de Rafa Cruz, adorable, sumiso, que se encarga de mantenernos en una constante tensión, con la que cualquier persona empática puede sentirse en mayor o menor medida identificada. Como podéis ver, en conjunto, ambos actores son un cóctel molotov a punto de explotar y arrasar emocionalmente con la sala, de una forma dramática camuflada de humor absurdo.
Como el propio autor explica: ”La obra nos lleva a reflexionar sobre tres temas principales: la polaridad radical de la sociedad y el beneficio del divide y reinarás, el abuso como constante en las relaciones humanas, y el ocaso de la cultura del patriarcado”.
Obra muy recomendable y acorde de una forma atemporal con la era política que estamos viviendo actualmente... y siempre. Aún hoy sigo intentando recomponerme de ese GRAN final, que sin duda me tendrá varios días noqueada. Son obras como estas las que me recuerdan por qué amo tanto el teatro.
Hola preciosa!
ResponderEliminarLa verdad que se ve muy interesante, no me importaría verla.
❀ Fantasy Violet ❀
Hola! Pues no la conocía pero se ve muy interesante.
ResponderEliminarUn saludo!
Parece una obra muy entretenida. Gracias por tu recomendación.
ResponderEliminarBesos