Si buscamos información sobre los juguetes Lego, encontramos sus orígenes allá por 1918, en una carpintería familiar de Dinamarca afectada por la Gran Depresión. Lo que debido a los problemas económicos de la época empezó con la fabricación de muebles de madera de menor tamaño, acabó con la producción en exclusiva de juguetes de madera, muy populares por entonces. Hablamos de 1932 para, dos años después, denominarse Lego, el nuevo nombre de la ¿compañía? Más complicados de llevar a cabo los juguetes de metal, en especial, durante la floreciente y terrible Segunda Guerra Mundial, los juguetes de madera de Lego se convirtieron en todo un fenómeno y, sin embargo, los problemas continuaron. A partir de unos contratiempos en la producción, se empiezan a producir juguetes de plástico durante la década de los 40, pasando luego a los llamados bloques de construcción que no tardaron en transformarse en los famosos ladrillos de plástico a partir de 1949, de vivos colores, por supuesto. La siguiente evolución de Lego nos llega en 1958, con el conocido sistema de enganche por tubos, y es a principios de los 60 cuando la empresa se consolida en toda Europa para seguir de tan buena manera en Estados Unidos en los 70, cuando se introducen en el sistema Lego algunos conceptos hoy esenciales entre sus mejores características como las minifiguras y las colecciones temáticas. Con sus más y sus menos, el resto es historia.
En lo personal, reconozco que siempre he sido más de Lego que de, por ejemplo, Playmobil, su más directa competencia, aunque, al final, no son más que las dos caras de una misma moneda. Sin embargo, siempre me gustó más el juego de construcción que propone Lego, uno de esos juguetes con los que crecí y que me acompañaron en mi más tierna infancia. Las posibilidades con Lego son infinitas, porque no sólo hablamos de los packs donde las instrucciones nos indican las piezas a colocar para realizar el modelo que hemos adquirido, sino también la capacidad de los bloques para montarse tal cual queramos nosotros, llegando a ofrecernos el camino que nuestra propia imaginación quiera seguir, algo que ha ido en aumento con el transcurso de los años, como demuestran los vídeos y fotos de millones de aficionados de todo el mundo que así muestran sus propias y personales construcciones, algunas de ellas basadas en licencias que todavía no ha conseguido la espectacular empresa (algo de ello hay en las ideas que a veces coge Lego, ideas que, en ocasiones, también enseñan a sus seguidores, para que así especulen acerca de los siguientes packs que sacarán). Precisamente, con el tiempo, Lego ha pasado de ser una "fábrica" de juguetes para niños a algo más, dejándonos auténticas piezas de coleccionismo y expandiéndose de tal manera que hoy día es completamente normal encontrar que manejan licencias como las de Harry Potter, Batman, la saga de Indiana Jones e incluso series como "Stranger Things". Videojuegos, producciones televisivas, películas para la pantalla grande, cómics, imitaciones que se centran en figuras y packs que sería raro que viéramos alguna vez de manera oficial... Lego hace ya mucho tiempo que forma parte de la cultura popular a gran escala.
Siendo tan fan de estos juguetes, resultaba inevitable que acabara acercándome a la exposición de Lego que se ha celebrado en Málaga, mi tierra, durante estos últimos meses, iniciándose en verano y extendiéndose hasta hace pocos días, aunque al principio estaba pensada para durar mucho menos. Sin embargo, el éxito del evento ha sido tal que se han visto casi obligados a abrirlo durante más tiempo, algo que no es de extrañar si tenemos en cuenta la espectacularidad de la exposición, considerada, nada más y nada menos, que la mayor de toda Europa. Tal es su grandiosidad que la empresa la ha catalogado como la invasión de los gigantes, debido también a toda la parafernalia necesaria para traerla a la ciudad y montarla. ¡Casi nada! De este modo, la exposición se dividía en doce zonas temáticas que ejemplifican el significado y los mejores valores de Lego, áreas donde se podía disfrutar de unas cien maquetas en unos mil cien metros cuadrados. El juego que nos ofrecía Lego no sólo se relacionaba con mirar, sorprenderse y babear ante las construcciones, muchas de ellas basadas en populares licencias, sino también incluía participar con ellas, siendo interactivas algunas, e incluso contando con una zona infantil en la que se disponían cubos y espacios repletos de piezas de Lego con las que construir nuestras propias ideas durante horas, con la disponibilidad de varias pizarras de bloques en las que exponerlas. Una pasada en todos los sentidos, la verdad, y una buena muestra de lo que es Lego, tanto en la teoría como en la práctica, tanto en el terreno más físico y tangible como en el alma de la empresa.
Hasta el elegante, espectacular y extenso Muelle Uno nos acercamos mi bonita y talentosa Tamara "Chica Sombra" López y yo el pasado verano (bastante caluroso en Málaga, por cierto) para disfrutar de una exposición inolvidable. Conocedora de mi amor hacia las construcciones Lego, mi bonita me invitó a pasar un día estupendo (como cualquiera a su lado), paseando, comiendo, disfrutando del solecito y, sobre todo, gozándolo con los juguetes con los que he crecido. Lejos de decepcionar, la exposición me (nos) encantó más de lo esperado, tanto por su diversidad como por su tamaño. Vuelvo a lo que comentaba antes, porque Lego se lo ha currado un montón y más para mostrar en el evento la evolución que ha vivido durante décadas, además de las características principales que posee su alma juguetera. Por ejemplo, en una de las doce zonas que pudimos encontrar, los protagonistas resultaron ser modelos gigantes, entre los que destacaba, y por mucho y numerosas y evidentes razones, una recreación tan espectacular como fantástica del Titanic, que incluía, por supuesto, a sus pasajeros, todos ellos figuras de Lego. Creedme si os digo que debíamos caminar para contemplar toda la extensión del navío, y no digamos ya para echarle las suficientes fotos como para mostrarlo en su plenitud. Genial fue también visitar la zona centrada en el cuerpo humano, pensada para aprender, uno de los lemas de Lego, por cierto. ¿Y qué decir de la zona dedicada por completo a "Star Wars", una de las licencias más exitosas, populares y mejor vendidas de la empresa? Además, en este aspecto, podíamos dividir el área en dos: aquellas recreaciones gigantes (ahí teníamos, por ejemplo, la construcción por piezas del enfrentamiento final entre Anakin Skywalker y Obi-Wan Kenobi, con el primero herido, poco antes de ser transformado en Darth Vader) y las construcciones más habituales que podemos encontrar en tiendas y jugueterías, los packs con minifiguras, para ser más exactos.
Lo cierto es que de estos últimos estaba plagada la exposición, lo cual no es raro si tenemos en cuenta que son de los productos que mejor vende Lego. De estos escenarios con minifiguras también teníamos basados en "Piratas del Caribe" (Jack Sparrow incluido), "Los Simpson", "El Señor de los Anillos", "El Hobbit" (atentos a la impresionante recreación de Erebor, la Montaña Solitaria de los enanos), superhéroes e incluso personajes Disney, incluyendo en este caso princesas y castillos. Por supuesto, no faltaban las construcciones más genéricas, como las del mundo medieval, el Viejo Oeste, el Japón feudal, el Antiguo Egipto, la Grecia clásica y hasta construcciones basadas en el Londres victoriano. Resumiendo, para esta asombrosa, espectacular, increíble y única exposición de Lego, no han escatimado ni en gastos ni en ideas para mostrarnos de lo que es capaz. La exposición es todo un recorrido tanto por la evolución de la empresa/marca juguetera como sus principales ideas y la filosofía que la ha movido desde su creación. Pasearse por esta exposición es como viajar en el tiempo; al pasado de Lego (esas construcciones infantiles); al presente de Lego (esos packs y minifiguras basadas en licencias); y al futuro de Lego (todas las posibilidades que nos presenta). Sin embargo, ante todo, resulta una visita a nuestra infancia, a esas tardes levantando construcciones imposibles nacidas en nuestra imaginación, gracias a esos maravillosos bloques de colores que nos acompañan siendo adultos, esperando a los nuevos nosotros para ayudarles a crecer de igual manera, para alimentar esa imaginación constructora y, así convertirles también en maestros de Lego.
Hola.
ResponderEliminarTengo que ir con los enanos, me flipa el Titanic y el estadio de Harry Potter.
Muchos besos.
Woww adoro lego!!
ResponderEliminarHola! No soy mucho de lego pero lo cierto es que hay gente que sabe hacer cosas geniales!
ResponderEliminarUn saludo!
Me he quedado sorprendida con el tamaño del Titanic, menudo trabajazo. Me alegro de que disfrutarais tanto en esta exposición, a mi hijo también le gustan estas construcciones. Besos
ResponderEliminar¡Espectacular! Os veo genial guapetones, disfrutad mucho de la civilización jajaja nosotros seguimos aquí sin mucho que ver...
ResponderEliminarBesos =)
Hola, yo en esta exposición hubiera disfrutado como una enana, que pena que no pueda ir a verla, disfrutad mucho por los que no tenemos la oportunidad de ir.
ResponderEliminarBesos desde Promesas de Amor, nos leemos.
¡Hola!
ResponderEliminarNo soy muy fan de los lego pero quizás porque nunca he tenido uno y no sé que se siente pudiendo hacer esas cosas.
Pero la exposición me parece una pasada, la de cosas que se pueden hacer.
B7s
Leo la lluvia caer
¡¡Que pasada de exposición!! *__* es que es increíble la de cosas que pueden hacerse con los Legos. Yo empecé con el "Exin Castillos" en esto de la construcción por piezas (siempre lo montábamos para el portal de Belén, jaja) y es que es maravilloso todo lo que puede hacerse. Ahora me estoy comprando muchos de los que vienen con instrucciones. Ya tenemos el X-Wing de Star Wars y el Expresso de Hogwarts de Harry Potter. En reyes caerá otro más, jeje.
ResponderEliminarES algo que me gustaría a mí también descubrir. Creo que todos los que hemos tenido una infancia con Lego nos tira, y además es que es super fácil que guste aun así...
ResponderEliminarBesos.