Sinopsis:
La Emperatriz Infantil está mortalmente enferma y su reino, Fantasia, corre un grave peligro. La salvación depende de Atreyu, un valiente guerrero de la tribu de los pieles verdes, y Bastian, un niño tímido que lee con pasión un libro mágico. Solo un ser humano puede salvar este lugar encantado. Juntos emprenderán un fascinante viaje a través de tierras de dragones, gigantes, monstruos y magia que no tiene vuelta atrás. A medida que se adentra en Fantasia, Bastian deberá resolver también los misterios de su propio corazón.
Opinión personal (con spoilers) de Sergio Salvador Campos:
La Historia Interminable, de Michel Ende, es una novela considerada infantil y juvenil que fue publicada en 1979, ha sido traducida al menos a 36 idiomas y ha tenido diferentes adaptaciones en el mundo audiovisual. Al ser una obra con más de cuarenta años, me voy a permitir reseñarla haciendo spoilers. El motivo es que en esta relectura realizada con 45 años, 35 después de la primera vez que la leí, he captado una cantidad de detalles que han hecho que aprecie la obra de manera muy diferente, como es lógico, a como lo hice cuando tenía diez años.
Y es que siempre he considerado La Historia Interminable como uno de mis libros preferidos, quizás porque fue el primer libro “de verdad” que leí, o quizás porque aún recuerdo el sentido de maravilla que me causó la película cuando salió en su momento, y la conversación con mi madre posterior, en la que le decía que el libro me había gustado más y que la peli cortaba a la mitad. También recuerdo la respuesta de mi madre, sonriendo mitad divertida, mitad orgullosa (creo) de que yo hubiera llegado a esa conclusión: “Sergio, los libros casi siempre son mejores que las películas que se hacen sobre ellos”.
Mis recuerdos de la obra, sin embargo, eran bastante reducidos a la hora de empezar esta relectura, y además mezclados con la película. Los 35 años habían hecho mella en mi memoria. Recordaba lo básico: Por un lado, la historia de un chico gordito y acosado que se sentía solo y que roba un libro mágico, y por otro lado la aventura de un joven guerrero que intenta salvar a la Emperatriz Infantil y al reino de Fantasia. Pero es que las implicaciones de la novela van mucho más allá. Pero vayamos por partes:
Por un lado tenemos la historia para niños y adolescentes. Lo que todos recordamos de nuestra primera lectura: Bastian Baltasar Bux leyendo la historia de Atreyu, un joven con el que puede identificar sus anhelos, sus deseos de valentía y nobleza, un guerrero que ante la llamada de La Emperatriz Infantil no duda en salir con su caballo Ártax a hacer lo que sea preciso, pasando por múltiples desventuras y conociendo seres más allá de toda imaginación, y llegando al final de su camino a la Torre de Marfil para contar a su Emperatriz cómo, a pesar de su empeño, había fracasado… Y siendo en ese momento cuando la regente le explica al guerrero que no había fracasado en absoluto, que tenía que pasar por todas esas eventualidades para poder llevar a su salvador a la sala en la que estaban ahora mismo. Es decir, que Bastian es quien debe salvarlos a todos.
La segunda parte de la novela nos cuenta las aventuras de Bastian en Fantasia. Un reino que se va creando en función a sus deseos, que cambia a su voluntad, pero que también le cuesta una parte de sí mismo, siendo capaz de arrebatarle todos sus recuerdos e imposibilitando que Bastian pueda encontrar la vuelta a su mundo. Al nuestro.
Y es que, ahora lo sé, Fantasia no es un reino cualquiera. Es el reino de las ideas, de la imaginación. Es aquello que creamos todos los que gustamos de imaginar historias. Algo que hasta con diez años, quizás, debió de resultarme obvio (leñe, se llama Fantasia, ¿qué más pistas quieres?), pero lo cierto es que en aquel entonces estaba flipado con la aventura y los diferentes personajes creados por la fértil imaginación de Michael Ende.
De este modo, encontramos que La Historia Interminable es una metáfora sobre la creación. Por eso, Fantasia es un reino sin fronteras ni límites, cambiante, y que ningún habitante conoce del todo. Por eso su supervivencia depende de los humanos. Por eso el único salvador posible es un humano (Bastian). Por eso el único ser que puede vivir saltando entre ambos reinos es un híbrido, Gmork, una especie de hombre lobo, mitad humano, mitad fantasio, y por eso él es el único que puede explicarle a Atreyu que cuando un fantasio pasa al mundo de los humanos porque se lanza a La Nada pierde su esencia y se convierte en algo malo: Una mala idea. Una mentira.
La metáfora va mucho más allá, ya que en el personaje de Bastian encontramos también las responsabilidades de un creador para con sus criaturas. Algo que el protagonista descubre al querer ayudar a los ayayai, seres horribles y tristes por su fealdad, pero capaces de realizar las mejores piezas de orfebrería, que sin embargo al intentar ayudarlos y convertirlos en Schlabuffos para que sean hermosos y alegres, también pierden toda capacidad de crear cosas bellas y de ser responsables de nada. Siendo esta una idea que siempre está presente en la segunda parte de la novela: Hay que tener cuidado con lo que se desea.
También encontramos el riesgo que todo autor corre de quedar atrapado en su obra. La ficción es tentadora, el autor crea mundos, personajes e historias que le resultan atractivas, ya sean para bien o para mal. Sí, también para mal. Todos tenemos un reverso tenebroso. Mientras Bastian va deseando cosas (ser más alto, más guapo, más valiente), va olvidando parte de su verdadero ser (bajito, gordito, bonachón, cobarde), llegando al punto de olvidarse de todo lo que fue en realidad para pensar que es lo que sólo ha imaginado. Se pierde a sí mismo. Dicho de otro modo: se vuelve loco (no de la manera histriónica que todos imaginamos, sino en la manera que implica el perder cualquier contacto con la realidad). Mientras leía esta parte y me daba cuenta de hacia dónde iba la historia, recordaba aquellos casos de autores que murieron creyéndose parte de una obra, o de actores que entraron tanto en la fantasía (¿En Fantasia?) que no supieron regresar, como Jhonny Weissmuller, que murió creyendo que era Tarzán, o Bela Lugosi creyendo que era Drácula. Bastian, además, nos muestra dónde se quedan los humanos que olvidan quiénes eran, en la Ciudad de los Antiguos Emperadores, triste lugar habitado por seres humanos que perdieron todos sus recuerdos e intentaron convertirse en emperadores de Fantasia. Al final, ambos mundos se necesitan, pero no pueden convivir mucho tiempo sin que sucedan cosas malas. Los fantasios se convierten en mentiras en la Tierra, los humanos se convierten en locos mudos y olvidados si se quedan en Fantasia.
La Historia Interminable también escenifica el embrujo que una buena historia tiene sobre el lector. Atreyu pasa por diferentes calamidades para conseguir que Bastian se identifique con él, para que viva las emociones que el joven héroe fantasio siente. El sufrimiento por la muerte de Ártax, la amistad con Fújur, el dragón de la suerte, su encuentro con la Vetusta Morla o con Ygrámul el múltiple… todo mantiene a Bastian (y a nosotros) pegados a las páginas del libro. Esa atracción es lo que le llevará junto a la Emperatriz Infantil y a salvar el reino. Aunque antes debe vencer sus propios miedos.
Y es que La Historia Interminable también es una novela que trata sobre la aceptación de uno mismo. Bastian no se gusta, se considera cobarde por no enfrentarse a los matones del colegio, torpe y rarito porque le gusta leer y contar historias. Por eso, cuando llega a Fantasia se cambia su aspecto físico y se otorga cualidades que reconocía en Atreyu y él no tenía, sobre todo la valentía. Sin embargo, para volver a la realidad tiene que dejar atrás todo eso y volver a ser el chico que era. Eso sí, cuando vuelve, el paso por Fantasia le ha hecho mejor, capaz de aceptar sus responsabilidades y enfrentarse a cosas que teme, como tener que devolver el libro al señor de las tres kas, Karl Konrad Koreander, el dueño de la librería de la que lo sustrajo.
Por supuesto, en una historia con tantas capas, debe haber espacio para el honor y la amistad (Atreyu y Fújur con Bastian), la traición y la maldad (Xayide), la búsqueda de la Verdadera Voluntad de Bastian es la búsqueda del amor de su padre, del que se había alejado tras la muerte de su madre. Así mismo, La Historia Interminable es la demostración del poder de la literatura, de la creatividad, siendo este el rasgo de Bastian que más tiempo conserva y con el que ayuda a varios personajes de la novela.
Además, la novela hace un ejercicio metaliterario sublime, como queda dicho con los cuentos que el protagonista crea para los fantasios y que, a su vez, los moldea y construye. En cierta ocasión, Bastian le cuenta a Graógraman una historia sobre su origen y, de esta manera, queda establecido así desde tiempos inmemoriales. Es decir, la magia de la creación hace que algo que acabas de contar forme parte de la historia de ese personaje desde el principio de sus días. Lo acabas de crear, pero para el personaje es su historia de siempre. Esto es solo un ejemplo, pero hay más: la visita de la Emperatriz Infantil al Viejo de la Montaña Errante en la que se encuentra con alguien que es, a la vez, escritor, narrador y lector de todo lo que está sucediendo hasta ese instante, supone un giro imposible de metarrelato en el que descubrimos que La Historia Interminable se contiene a sí misma, y no solo una vez, sino dos: Cuando leemos a Bastian, este roba un libro que es La Historia Interminable, cuando la Emperatriz visita al Viejo, este está escribiendo y leyendo La Historia Interminable. La descripción del libro es siempre la misma (la edición que salió a la venta en Alemania, que tuvo que ser una maravilla) y que aquí en España solo fue respetada en lo que al color de las letras se refiere, verde paras Fantasia, rojo para la Tierra. Si todo esto no es la metáfora perfecta del lector que queda atrapado por una historia, a mí al menos no se me ocurre otra mejor. Queda tan atrapado que el bucle al que la Emperatriz fuerza al Viejo es lo que convence a Bastian de dar el salto de fe y salvar Fantasia. Es decir, salvar la imaginación, la creatividad. Un proceso que todo escritor o contador de historias en cualquier medio tiene que hacer: Lanzarse a crear. El primer acto de creatividad de Bastian es darle nombre a la Emperatriz Infantil, “Hija de la Luna”, salvando Fantasia y descubriendo que lo que mejor se le da en la vida real es su mayor poder en este reino: Imaginar cosas. Y sin imaginación, la Nada destruirá Fantasia, y hará que cada personaje creado pase al mundo real en forma de mentira o divagación.
Observo que corro el riesgo de hacer La Reseña Interminable y contengo mi deseo de seguir hablando de la obra, por el bien de todos. Estoy convencido de que cualquiera de vosotros, estimados lectores, sacaréis más y más variadas interpretaciones a una lectura adulta de esta obra atemporal de Michael Ende, así que os invito a dar el mismo salto de fe que dio Bastian al entrar en Fantasia, saltad de nuevo a su lectura, y comentadme luego qué os parece a vosotros, en qué cosas estáis de acuerdo y en qué cosas no.
Cuando leí por tercera vez It, de Stephen King, caí en la cuenta de que el mensaje final venía en la primera página del libro: La magia existe…. Michael Ende, además, nos pone en bandeja, como si él fuera Atreyu y la magia fuera La Emperatriz Infantil, la posibilidad de ponerle nombre, dándonos a nosotros el lugar de Bastian Baltasar Bux. Y ese nombre no es otro que: LITERATURA.
Hace siglos que lo leí (y que ví la película) A pesar de que ya sabes que la fantasía no está entre mis géneros favoritos, ambos me gustaron mucho
ResponderEliminarBesos
Hola! Lo leí de niña y es una historia que me fascina!
ResponderEliminarUn saludo!
¡Hola! Es uno de mis eternos pendientes, espero leerlo algún día. Un besote :)
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarMenuda reseña más bonita, es uno de mis grandes pendientes, en algunas vacaciones tiene que caer en mis manos.
Muchos besos.
Hola!
ResponderEliminarEste fue mi primer libro, junto con El Mundo Perdido de Crichton, y fue una revelación para mí.
Marcó mi vida y me abrió las puertas del mundo lector.
Tiene la magia e hipnotismo de un buen libro, siempre lo recomiendo.
La película también es de mis preferidas.
Besotes!
Increíble la reseña (no es la reseña interminable, jeje) pero está muy bien desglosada y argumentada. Creo que coincidimos en todo, en una historia que tiene tantas capas, y tantas historias en sí, que con cada re-lectura descubres más y más cosas - te lo digo yo, que creo que ya van 7 veces de relecturas... y las que quedan. Seguirá siendo mi libro favorito, y ya no de la infancia-juventud, es un libro con el que creces y cambias y sí, te permite ser mejor persona.
ResponderEliminarSaludos!
Maravilloso, tanto el libro cómo la detallada reseña. Una pena que las películas no le hicieran justicia.
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