A partir de ‘El Aquiles’ de Tirso de Molina y ‘El monstruo de los jardines’ de Calderón de la Barca
DRAMATURGIA
Mattis G. de la Fuente y Víctor Barahona
DIRECCIÓN
Víctor Barahona
ELENCO
Alberto Barahona, Sonia Galán, Laura Mayo y Fran Vélez
MÚSICA
Andrés Picazo y Eider Esnaola
Sinopsis:
¿Podríamos conseguir que Brad Pitt interpretase a Aquiles en una propuesta teatral basada en ‘El Aquiles’ de Tirso de Molina y ‘El monstruo de los jardines’ de Calderón de la Barca? ¿Sabe Brad Pitt qué es el Siglo de Oro español? Nuestro proyecto naufraga y la idealización del héroe por excelencia acaba por destruirse. Las máscaras de Aquiles (y las nuestras) se van cayendo…
Opinión personal de Santy Portela:
Hola y bienvenidos una vez más a Chica Sombra.
Hoy os vengo a dar mi opinión sobre la última obra que he ido a ver. El Aquiles Imposible, de La Jabonería. Una propuesta que se estrenó en el pasado Festival AlmagrOff y que ha venido a Madrid al ClasicOff de Nave 73. Una pena que solo hayan sido tres funciones y que hasta la última no haya podido asistir. Pero seguro que volverán.
Voy a empezar diciendo que conozco muy bien a Víctor Barahona, creador escénico, dramaturgo y director de la obra. He visto todos sus proyectos en estos años. Desde su road movie distópica, Be Happy, pasando por su versión de La señorita Julia, Usar tu cráneo como vaso, y, hasta ahora, la que era la última: El mar inundará mi país.
He sido testigo de su evolución como creador, de su búsqueda de su propio e íntimo lenguaje escénico; he visto cómo encontraba sus propios recursos, los explotaba, los desechaba, indagaba sobre ellos y vuelta a empezar. Víctor está desarrollando una voz muy personal que trasciende más allá del mismo escenario.
El Aquiles imposible ha sido un nuevo paso. O, casi mejor, un nuevo salto. Porque Víctor no da pasos, sino que pega brincos. Sabe lo que controla, lo que maneja; tiene más que aprendido cuál es su zona de confort y la explota. A la par, no se corta a la hora de arriesgar y de elegir nuevas sendas por las que avanzar.
La Jabonería, la compañía de Víctor, se rodea de un equipo fijo que no para de crecer y de sumar talento. Las y los intérpretes de El Aquiles Imposible ya habían trabajado en la compañía y da la impresión de que explotan con cada nueva propuesta. Y, sobre todo, que se lo pasan pipa. Al igual que Víctor, Laura, Sonia, Fran y Alberto juegan a más no poder, prueban, se arriesgan y ganan.
También repiten José Muñoz en el diseño lumínico, siempre un seguro con el que puedes contar; y Aitana Sar como ayudante de dirección, pieza indispensable para Víctor y su trabajo. Son dos currantes que se complementan a la perfección con el director y que conocen de primera mano lo que él quiere.
Quiero destacar la dramaturgia de Mattis G. de la Fuente y de Víctor. Un trabajo maravilloso que no parece escrito a cuatro manos, sino que es obra de un solo escritor. La trama está perfectamente hilvanada y el humor y los momentos de tensión dramática se reparten y complementan haciendo avanzar una historia tan compleja como detallista.
Pero ¿de qué va El Aquiles Imposible? Porque me pongo a hablar y no os cuento ni la historia, ni el mensaje, ni nada de nada.
Se trata de una propuesta basada libremente en las obras del siglo de oro El Aquiles de Tirso de Molina y El monstruo de los jardines de Calderón de la Barca. No es una adaptación per se, sino una nueva creación que parte de esos dos textos y les da no una, sino mil vueltas de tuerca.
Aquiles es el héroe por antonomasia de la mitología clásica; el hombre perfecto, el guerrero sin igual. Y ¿quién es el Aquiles de hoy en día? Pues Brad Pitt, ese actor hollywoodense epítome de la perfección. Un hombre que parece no envejecer, grandísimo actor y, por lo que parece, una gran persona. Así que, ¿por qué no va a ser el fucking Brad Pitt el protagonista de este Aquiles? ¿Es un sueño? ¿Una ida de olla? ¿Una ilusión? Puede ser, pero hay que intentarlo.
Desde esa premisa, que puede parecer disparatada, nos encontramos con un mensaje muy potente: nadie es perfecto. Ni Aquiles lo era, el maldito y archifamoso talón, ni Brad Pitt lo es. Avanzamos siguiendo la búsqueda de Ulises del mencionado Aquiles, que se ha escondido para no ir a la Guerra de Troya. Avanzamos diseccionando a Brad Pitt a través de sus personajes, a través de unos cuantos Brad Pitts que todo el mundo conoce, bebiendo de la cultura pop.
Tenemos al Brad Pitt de la película Troya, ese heroico guerrero que no llora y que se enfrenta a Héctor y le da muerte. Tenemos al Brad Pitt de Entrevista con el vampiro, un vampiro que no quiere matar y que tiene una relación erótica con Tom Cruise; a lo que yo añadiré que el vampiro, por norma, es un ser sumamente erótico siempre; el erotismo es una de sus armas. Tenemos al Brad Pitt de El club de la lucha, ese Brad Pitt que se enfrenta a Edward Norton y que parece la reencarnación de la masculinidad más tóxica que uno se puede imaginar. Y luego tenemos al Brad Pitt de Thelma y Louise.
En este punto me quiero detener. Porque en ese Brad Pitt, la propuesta juega al equívoco. Siempre estamos comparando, durante toda la obra, a Aquiles con Brad; pero, en este punto, no. ¿Por qué? Sencillo. Porque Aquiles, aquí, es Susan Sarandon. No voy a desvelar más. Pero, en serio, qué portento de idea.
La cuestión es que, en cada uno de esos Brad Pitt, nos vamos percatando de sus debilidades, de sus fealdades, que parecen irrisorias en comparación con las nuestras. Pero hay algo que une a todo el mundo, en lo que todes somos iguales. Algo que comparten Aquiles, Brad Pitt y cada une de nosotres. Morimos.
Aquiles muere cuando la flecha de Paris le atraviesa el talón de las narices. Brad Pitt, a pesar de su supuesta perfección, de sus millones y de su carisma, también morirá. Y nosotres igual. Y la muerte no es bonita. Ninguna lo es. Pero es lo que nos espera al final de esta vida.
El Aquiles imposible busca, creo yo, desmoronar mitos, tirar de sus pedestales a los héroes, a los semidioses, y hacernos entender que, al final, todos somos humanos. Que no hay tanta diferencia entre Brad Pitt y el resto de los mortales.
Nada más que añadir. Espero que esta propuesta vuelva pronto a los escenarios porque, de verdad, que hay que ir a disfrutarla.
Muchas gracias por leerme.
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