Hace tiempo que Stephen King escribe lo que le da la real gana. En realidad, siempre ha sido así, pero en su última época si es cierto que se ha permitido volcarse en géneros que en otra época sus fans no hubieran comprendido que pudieran interesarle. 

El ejemplo más clamoroso es el de la trilogía ‘Mr. Mercedes’, una serie de novelas en las que dos detectives son los protagonistas. Una de estas detectives es Holly Gibney, un personaje que nos enamoró a todos, y al parecer también al propio King, puesto que hemos vuelto a disfrutar de sus aventuras hasta en dos ocasiones más fuera de la mencionada trilogía: en la novela ‘El visitante’, y protagonizando una novela corta incluida en el recopilatorio ‘La sangre manda’. 

Los hay que añoran su época dorada, y todavía tienen la esperanza de que King vuelva a regalarnos otra ‘It’ u otra ‘Cementerio de animales’. Yo me lo tomo de otra manera. Ya hemos disfrutado del King que ha influido en el terror mundial, en todos sus aspectos. Tenemos la suerte de que siga escribiendo asiduamente y nos regale una novela cada poco tiempo. Veo sus últimas novelas como verdaderos presentes, en los que nos demuestra cómo escribe un libro alguien que domina este arte. 

Y ‘Holly’, por mucho que no sea la novela más llamativa de Stephen King, cumple esto con creces.

Los dos primeros tercios de la novela son auténticamente magistrales. El personaje principal, en cuyo peso recae todo el libro, es alguien con el que King se siente muy cómodo y resulta muy atractivo para el espectador. King sigue desarrollando la historia de Holly con un mimo increíble. El último tercio resulta más convencional de lo habitual para los que estamos acostumbrados a King, y no sorprende tanto. Es una novela sin tintes sobrenaturales que mantiene el nivel durante toda su lectura. No habrá momentos que hagan vibrar al lector, pero es un libro magníficamente escrito (qué facilidad tan pasmosa tiene King para presentarnos la información y para marcarle ritmo a la novela) y que resulta un entretenimiento más que digno por parte del escritor.

Dos cosas llaman mucho la atención, la primera es que King situa la acción en mitad de la pandemia, con lo que esta historia resulta ser una crónica de lo acontecido en Estados Unidos en esa época. Otra es la caña absoluta que le mete a Donald Trump y a sus seguidores. Quizás demasiado marcado, pero que yo he disfrutado un montón. Al principio es menos ambiguo con la división de los americanos en la política, pero luego nos va presentando personajes que no son tan “puramente” buenos o malos, y eso se agradece. 

Al más puro estilo policíaco, Holly Gibney se enfrenta a un caso que llama mucho la atención (los villanos os sorprenderán, aunque se sepa pronto en el libro quiénes son y lo que hacen) y lo resuelve. Punto. No hay más. Seiscientas páginas que se leen como si nada, y una novela más en la larga pila de obras que nos ha regalado el de Maine.

Se rumorea que no será la última aventura de Holly Gibney. Espero que sea así.

Anímense a leerla, no creo que se arrepientan.