La verdad es que, cuando este libro llegó a mis manos, no sabía muy bien de qué trataba. ¿Era una antología de relatos? ¿Serían poemas, quizá? Es todo eso y más. Son cuentos oscuros, pensamientos trágicos y cantos (como bien dice su título) a la tristeza y al duelo.

Historias donde lo oscuro, la crueldad y la desolación impregnan cada página. Metáforas de una vida dura. Retales de una mente llena de tragedias, que se intenta apegar a la poca luz que encuentra.

Con una prosa muy bien cuidada, me ha recordado a las canciones de desolación callejera del grupo de rock Marea: capaces de contarte un cuento de dolor de una forma tan hermosa que te dejan el corazón herido.

En este recopilatorio de pensamientos encontraremos relatos de terror (y del bueno, de zombis, de supervivencia, y de monstruos tan reales como lo puede ser un pedófilo), pero también sueños rotos y reflexiones sobre personas que han tocado fondo. De locura y salvación. De caer en las tinieblas.

Debo reconocer que me ha encantado la prosa de Athman, tan cruda y cruel. Tan cercana y conocida. Mi enhorabuena al autor por esta obra tan personal que, como bien dice en su epílogo, forma parte de las fases del duelo. La pérdida, ya sea de un ser querido o de uno mismo, es uno de los peores sentimientos que podemos sentir. Gracias, Ath, por plasmarlo tan bien con tus palabras.

En resumen, Cuentos y lamentos del Dios de los suicidas me ha parecido una obra maravillosa. Viene en pequeñas dosis, como todo lo bueno, con una narrativa que engancha y unas historias que dejan huella.

Muy recomendable.

PD. Querido Ath, espero que, con el tiempo, puedas volver a ver la luz entre las sombras.