Entrevista a Marcos Orengo: `En esta profesión no hay nada asegurado´

 

FOTOGRAFÍAS DE JAVIER MANTRANA

Encabeza ese grupo de actores de la nueva Generación Zeta y se cuela en la serie de mayor audiencia de TVE, La Promesa, dando vida a Feliciano, la nueva incorporación dentro del Palacio de los marqueses de Luján. En el palacio, se enamorará de Teresa y descubrirá que su hermana no es tan buena como había pensado toda su vida.

¡Hola, Marcos! Antes de nada, darte la bienvenida a Chica Sombra, siéntete como en casa. Cuéntame, ¿cómo es un día normal en tu vida?

¡Un placer estar aquí y gracias por tenerme!

Actualmente, rodando La Promesa mi vida está bastante estructurada. Se basa en ir a rodar desde la mañana hasta la tarde, en un horario desde las 6am que me recogen (si tengo la primera secuencia) hasta las 7 (si tengo la última). Luego llego a casa, meriendo algo rico y me pongo a repasar las secuencias del día siguiente, que ya las traigo estudiadas del fin de semana. Ceno con la familia viendo La Promesa y a dormir prontito, que hay que repetir al día siguiente. Los días que tengo la suerte de no rodar, los aprovecho para descansar y ver a mi gente con una cervecita en la mano.


Comenzaste en la televisión siendo muy pequeño, con apenas seis años, en Luna Negra. Ahora das el salto desde Servir y Proteger hasta La promesa. Háblanos de tu personaje.

Ambas experiencias fueron preciosas. Con Luna Negra apenas tenía 6 años, y para mí se trataba más de un juego que de un trabajo y me lo pasé como un niño pequeño (nunca mejor dicho). En el caso de SyP, fue el momento de absorber como una esponja. A pesar de que solo fueron tres meses, aprendí muchísimo acerca de cómo se rueda una serie diaria y de la técnica audiovisual, y ahora con Feliciano estoy poniendo todo lo aprendido en práctica y está siendo un viaje muy enriquecedor del que disfruto cada día. 

Si tuviese que definir a Feliciano con una palabra sería bondad. Es un personaje que, a pesar de la mala vida que ha tenido, de venir de cuidar a un padre maltratador y alcohólico y de haber sufrido toda su infancia en soledad, tiene un corazón gigante y todo lo que hace o dice es desde el buen hacer y el cariño. Es cierto que cuando entró en La promesa tomó algunas decisiones de dudosa ética, pero siempre impulsado por su hermana, a la cual tiene en un pedestal y jamás dudaría de ella, hasta que se da cuenta de que no es la persona que siempre ha creído que es y se enfrenta a ella.

Para mi el arco que está teniendo Feliciano en La Promesa es un caramelito para jugarlo como actor y precioso de ver en emisión. La gente le está cogiendo mucho cariño y eso es muy agradecido de ver.


Esta serie es una gran apuesta de TVE. ¿Qué esperas de ella como profesional? ¿Da mucho vértigo entrar en un proyecto así?

¡Muchísimo! Creo que los artistas siempre tenemos un pequeño punto de inseguridad, da igual la disciplina, estamos siempre expuestos a la opinión de los demás. Y, en el caso de La promesa, son millones las personas que nos ven cada día. 

Cuando yo entré, ellos ya llevaban nueve meses rodando y el éxito ya se había afianzado, por lo que esa presión se hizo más grande. Y si a ello le sumamos las grandes figuras de la televisión a las que tengo la suerte de llamar compañeros, como María Casto, Joaquin Climent, Andrea del Rio, Manuel Regueiro... los nervios se hacían más grandes porque tenía que estar a la altura de un producto excepcional en todos los sentidos: actoral, de fotografía, de vestuario, de dirección... 

Hasta la fecha, ha sido el proyecto más grande en el que he participado y, a pesar de los nervios iniciales, creo que me he adaptado muy bien al equipo y al producto, y que la gente está viendo un Feliciano muy bonito, que yo disfruto mucho de hacer y que, sobre todo, aprendo de él y del equipo cada día. 

Ojalá este proyecto traiga otros debajo del brazo, pero ya sabemos que en esta profesión no hay nada asegurado.




Has hecho también mucho teatro. ¿Sientes los mismos nervios encima de un escenario que delante de una cámara?

Lo cierto es que no. Para mí, las tablas tienen algo que siempre van a ser “casa”. Ha sido donde me he criado y me he formado como actor. En un teatro aprendí a amar la interpretación y, cuando estoy delante de un público, me siento muy cómodo y libre para dejar volar a los personajes. La cámara requiere más técnica “al detalle” y ser más preciso con los gestos y expresiones. La cámara lo recoge todo, y a mí todavía me impone un poco más. Pero es cierto que poco a poco me estoy haciendo con ella y cada vez me siento más cómodo.


¿Dónde te ves de aquí a veinte años?

¡Uff! ¡20 años suenan lejísimos! Suelo marcarme metas más cortas, el proyectar con tanta distancia me abruma. Aun así, ojalá sea trabajando como actor, con varias películas a mis espaldas, habiendo producido algunas de ellas y, por supuesto, encima de las tablas de algún teatro. Eso que no me falte nunca.


¿Me puedes contar algo sobre tus próximos proyectos?

¡Por supuesto! A colación de la pregunta anterior, uno de mis proyectos más cercanos y que tengo ganas de coger por los cuernos es el de formar una productora/compañía de teatro. Crear un sitio donde poder dar vida a proyectos propios o de otras personas. Me gustaría empezar produciendo teatro, que es algo que tengo más cercano. De hecho, ya tengo 2 textos para dar el pistoletazo de salida. Y, en un futuro, si la cosa funciona, dar el salto al audiovisual y, quién sabe, en un futuro producir cortos y, en veinte años, películas.

Creo que una actor nunca puede estar parado y tiene que crear oportunidades para él y para los demás, y yo tengo la suerte de que me gusta mucho la producción. así que blanco y en botella.


Para terminar, darte mil veces las gracias y hacerte una última pregunta: ¿eres feliz?

Siempre que me hacen o hago esa pregunta, pienso que poca gente responde que no, aunque sea por compromiso o por no abrirse. Sin embargo, esta ocasión es un rotundo SÍ. Tengo la suerte de estar en un proyecto precioso de un éxito total, haciendo lo que me gusta, conociendo a gente maravillosa y, sobre todo, disfrutando y aprendiendo, que para mí es lo más importante. Un buen indicador de ello es que, cuando suena el despertador a las cinco de la mañana, me levanto con una sonrisa. 

¡Gracias a vosotros siempre! ¡Ha sido un placer! Besos gigante a la Chica Sombra de partes de Marcos Orengo.





Chica Sombra

1 comentario:

  1. Hola, genial entrevista, ha estado muy interesante.
    Besos desde Promesas de Amor, nos leemos.

    ResponderEliminar

Susúrranos entre sombras lo que te ha parecido la entrada...