¿Habéis oído lo que ha hecho Eddie Gein?, o cómo canibalizar a un monstruo




Editorial Original: DARK HORSE COMICS

Autor/es: Harold Schechter, Eric Powell

Fecha de lanzamiento: 23 mar 2023

Páginas: 224

Tamaño: 15X23

Contiene: Did You Hear What Eddie Gein Done?

Formato: Tapa Dura

Interior: Blanco y negro

ISBN: 9788411502818


Sinopsis:

Uno de los grandes en el campo de la literatura sobre crímenes reales, Harold Schechter, se une al ganador de cinco premios Eisner, Eric Powell, para traerte la historia de Ed Gein, uno de los asesinos más trastornados de la historia estadounidense y que inspiró películas como Psicosis, La matanza de Texas y El silencio de los corderos.


Opinión personal de Tony Jiménez:

¿Qué tendrán los asesinos en serie que nos atraen tanto? Imagino que nos seducen de igual manera que los monstruos. Vampiros, hombres lobo, criaturas del bosque, seres de la oscuridad y demás fauna de las sombras han poblado las pesadillas del ser humano al mismo tiempo que sus más recónditos deseos. Nos aterran y nos cautivan a la vez. Nos asustan y nos divierten. Los usamos para advertir de los males del mundo y para regodearnos en un ocio protector con el que podemos cerrar la puerta al terror en cualquier momento, sintiéndonos de nuevo a salvo. Quizás eso forma parte del ¿carisma? de los asesinos en serie: son monstruos reales. Son las bestias que caminan entre nosotros; nuestros vecinos, el profesor de nuestro hijo, nuestro jefe, la compañera de trabajo, el médico que nos atiende, la panadera, el reponedor del supermercado... Los asesinos en serie son esos monstruos que sí sabemos a ciencia cierta que existen. Y, al fin y al cabo, ¿no dicen que el peor monstruo de todos es el ser humano? ¿No dicen que no hacen falta fantasmas y demonios para explicar el mal que se desliza por los rincones, oscuros e iluminados, de nuestro mundo? 

Películas, series, libros, cómics, videojuegos, música... A los asesinos en serie se les ha dedicado toda clase de obras culturales, hasta el punto de que hay expertos en la materia que los sitúan como parte de la cultura popular, nos guste o no. Que se lo pregunten a Estados Unidos, al país de las barras y las estrellas, porque, precisamente, allí han llegado a ser considerados incluso celebridades, auténticas estrellas de rock veneradas por fanáticos y seguidores. Y me refiero a los reales, sí, no sólo a los que se quedan al otro lado de la pantalla o en las páginas de un libro. Freddy Krueger, Hannibal Lecter, Cara de Cuero, Norman Bates, Art el Payaso, Michael Myers, Buffalo Bill... Todos ellos y muchos más son el reflejo exagerado y mercadotécnico de esos asesinos en serie reales que caminan entre nosotros sin llamar la atención hasta que ya es demasiado tarde. Hablo de los Jeffrey Dahmer, Ted Bundy, Charles Manson, H. H. Holmes y John Wayne Gacy que han estado y están ahí fuera. Nos atraen tanto que les dedicamos incluso continuos filmes y miniseries que han dado lugar al llamado subgénero del true crime, donde se relatan los hechos alrededor de los crímenes de estos monstruos, siempre con ciertas dramatizaciones y licencias, claro. La brutal, dura y magistral miniserie de Netflix dedicada a Dahmer, protagonizada magníficamente por Evan Peters, es un buen ejemplo de ello. Ed Gein no es una excepción, claro.



¿Quién era Ed Gein? Bueno, en realidad, no fue un asesino en serie. "Sólo" asesinó a dos mujeres (como si eso fuera poco). Lo que provocó gran impacto en la opinión pública y la sociedad de la época no sólo fue lo que hizo con sus cuerpos, sino también todo lo que se halló en su casa de Plainfield, Wisconsin, convirtiéndolo de la noche a la mañana en uno de esos monstruos reales que mencionaba antes. Cráneos usados como cuencos para el desayuno, cuchillos con empuñadura de huesos humanos, un cinturón hecho con pezones, un cordón de cortina adornado con unos labios de mujer, una silla tapizada con piel humana, una caja llena de narices, una colección de genitales femeninos.... y todo eso sólo para empezar. Una de las joyas de la macabra corona de Gein fue el traje de mujer que se estaba haciendo, el cual también se encontró en aquella casa de los horrores. Como muchos de los monstruos reales surgidos en una época muy concreta, Ed Gein pareció impactar de tal forma en la sociedad que se convirtió en parte de ella, ayudando a transformarla, aunque no de una forma positiva, evidentemente. Como no podía ser de otra manera, Ed Gein dio para una larga lista de películas y libros basados en su macabra obra y en una vida triste, solitaria y aplastada continuamente por su estricta y dominante madre. Al infinito material surgido desde el terrible descubrimiento sobre quién era Gein en realidad ahora podemos sumar este magnífico cómic cuyo título me parece todo un acierto. "¿Habéis oído lo que ha hecho Eddie Gein?" me parece maravilloso y, entre líneas, podemos discernir buena parte del tono y la intención del volumen.



Y a aviso que no soy un erudito en Ed Gein. Si me planteasen escribir un ensayo sobre él no sabría por dónde empezar. Sin embargo, sí que soy un experto; su figura, para quienes sentimos curiosidad por los asesinos en serie y demás monstruosa fauna humana, es muy interesante, casi esencial en el gran libro de las pesadillas hechas carne que caminan entre nosotros. Así que no cometo riesgo algo afirmando que estamos ante una de io las mejores obras realizadas alrededor de este profanador de tumbas conocido como el Carnicero de Plainfield y el Demonio de Wisconsin. Si sois de los que todavía tienen algún prejuicio hacia los cómics, por favor, dejadlo de lado, porque estamos ante una historia perfecta para quienes aman la buena literatura, sea o no en formato cómic. El guion de Harold Schechter, escritor de crímenes reales especializado en asesinos en serie (ahí es nada), es una absoluta maravilla que no se deja ni un solo detalle sobre la vida y crímenes de Gein, iniciándose el cómic nada más y nada menos que antes de su nacimiento (vale, eso no es del todo cierto, porque justo antes tenemos a un invitado muy especial cuya identidad no voy a desvelar). A partir de ahí conoceremos tan profundamente al "bueno" de Ed que nos será imposible no sentir cierta pena por él antes de que lo odiemos profundamente mientras nos asquea hasta el alma. 

El escritor nos habla de la infancia de Eddie, de sus padres (centrándose en la autoritaria figura de la madre, cuyo poder sobre él fue tan profundo que lo afectó incluso una vez fallecida), de su hermano, de sus trabajos, de su vida en Plainfield, de sus amigos, de sus amores y, por supuesto, de sus horrendos delitos, tanto antes, como después de realizarlos, y durante, por supuesto, incluyendo su muerte y el alcance que adquirió el descubrimiento de los horrores de su hogar. Sin ir más lejos, Ed Gein sirvió de inspiración para el psycho killer Cara de Cuero de la saga cinematográfica de terror "La matanza de Texas" (el personaje usa la cara de sus víctimas para confeccionarse máscaras, además de la aterradora decoración de la casa de su familia, completamente basada en la de Gein), también para que el escritor Robert Bloch creará al Norman Bates de "Psicosis" que más tarde Alfred Hitchcock llevaría al cine también muy relacionado con Gein (aquí se usó la relación con su madre) y para Buffalo Bill, el asesino en serie que Clarice Starling debe atrapar en "El silencio de los corderos" gracias al doctor Hannibal Lecter (aquí se puso énfasis en el objetivo del criminal de usar piel de mujer para tejer un traje de mujer que ponerse y ser él mismo una al completo). Por supuesto, el novelista no se deja en el tintero ninguno de esos detalles, pudiéndose así subrayar el carácter completista del tomo, perfecto para quienes desconocen quién fue Ed Gein, más allá de las referencias más sencillas, e imprescindible para los más interesados en su figura.



Junto a Schechter tenemos al dibujante Eric Powell, conocido sobre todo por "The Goon", cómic protagonizado por un personaje muy Hellboy, sobre todo al principio, que ha ido adquiriendo personalidad propia conforme ha evolucionado. El arte de Powell contiene una narrativa muy, muy potente, capaz de mantenernos pegados a las páginas sin pestañear; cuando nos queramos dar cuenta, nos encontraremos a punto de acabar el cómic. Su estilo navega entre lo caricaturesco y lo realista, ofreciéndonos viñetas realmente impactantes y realizando un trabajo igualmente fantástico cuando se centra en otras más tranquilas, como conversaciones y descripciones de sucesos pasados. Sin ir más lejos, la portada no puede ser más sencilla, pero resume a la perfección el carácter de la obra, en especial su escenario principal, coprotagonista junto a su dueño. La edición de Panini hace justicia a la calidad del volumen, tapa dura con sobrecubierta, incluyendo al final incluso unos interesantes apuntes y apéndices que sería un delito saltarse. Ojo, porque tiene un precio muy ajustado para tratarse de un cómic publicado con tanto mimo. Una joyita, en pocas palabras. Dejad que vuestro lado oscuro se acerque a él. Descubrid cómo vuestro vecino más inofensivo puede ser el monstruo más terrorífico. Venid a conocer a Edward Theodore Gein.




Tony Jiménez

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