Teatro: Homo Ausente

 

Interpretación: Pablo Huetos
Música y Espacio sonoro en directo: José Pablo Polo / Fernando López-Andújar
Dirección escénica: Íñigo Rodríguez-Claro
Texto y dramaturgia: Laura Rubio Galletero
Ayudante de dirección: José Juan Rodríguez
Escenografía y vestuario: Alessio Meloni (AAPEE)
Ayte escenografía y vestuario: Juanjo González Ferrero (AAPEE)
Realización escenografía: La caverna del Érebo (Óscar Muñoz)
Agradecimientos escenografía: Javier Ribera
Iluminación: Sergio Torres (AAI)
Asesoría de movimiento: Iris Muñoz
Foto & diseño: Javier Naval
Producción y distribución: Pablo Huetos



Opinión personal de Santy Portela:


Buenos días/tardes/noches y bienvenidos a Chica Sombra. Hoy os vengo a hablar de Homo ausente, obra de teatro producida por Señora Rojo, dramaturgia de Laura Rubio Galletero y dirección de Iñigo Rodríguez-Claro,  y que he tenido la suerte de ir a ver a la sala Cuarta Pared de Madrid.

Lo primero de todo, os voy a dejar por aquí la sinopsis de la obra para que os hagáis una idea de lo que va.

Julio Iglesias, Marty McFly, El Fary, Patrick Swayze… Esteban está lleno de modelos y etiquetas sobre lo que es y no es un hombre. Se está intentando deconstruir, pero la vida como padre le pone delante demasiadas situaciones que no sabe gestionar y eso hará que afloren los demonios del hombre rancio que lleva dentro.

En Homo Ausente, Esteban enfrenta desafíos laborales y personales, asumiendo la crianza de su bebé en solitario y el éxito profesional de su pareja. Busca ayuda, pero no la acepta hasta que su grupo de amigos irrumpe en su casa para que se sincere con ellos. Esta historia explora los conflictos entre la masculinidad y los cuidados. Esteban lucha contra sus propias contradicciones e intenta deconstruirse como hombre con más incertidumbres que certezas.

A través del humor, la honestidad y los referentes ochenteros, tanto Esteban como el propio intérprete buscan cuestionar los modelos masculinos arraigados en la sociedad desde hace siglos, para que los hombres se liberen de estereotipos y se permitan bailar, cuidar y amar.


Esteban, el protagonista interpretado por Pablo Huetos (¡magnífico!), es un hombre «normal». Padre primerizo y que se ve en la tesitura de criar a su hijo en solitario, ya que su pareja, Marta, ha tenido que mudarse a setecientos kilómetros por temas profesionales. Y ahí empieza la primera piedra de toque: el éxito de Marta, personaje ausente y muy presente durante todo el montaje.

Esteban cree que él es un hombre comprometido, aliado, fiel… pero, poco a poco, va descubriendo, y nosotres con él, que arrastra una cantidad ingente de formas y prejuicios heredados y aprendidos durante años. No puede evitar, o no quiere, mostrar de vez en cuando esas facetas desagradables, misóginas, pasadas de rosca.




Me ocurría algo curioso mientras avanzaba la obra. Veía a Esteban y pensaba: «¡Buah! Yo no soy así». Al segundo, me sinceraba conmigo mismo y admitía que sí, que en muchas ocasiones me he comportado como Esteban. Ya lo decía el mismo Pablo Huetos, intérprete del montaje, en el prólogo: «¿Quién no ha hecho…?». Sí, lo he hecho. Todes lo hemos hecho, consciente o inconscientemente. Da para pensar, ¿verdad?


Esteban es un personaje muy bien creado y trabajado, porque empatizas con él; te ves reflejado en él, aunque ese reflejo a veces muestre formas y siluetas muy desagradables; te da pena en ocasiones; y, en otras, te gustaría abrazarle y asegurarle que no pasa nada. Pero sí que pasa, al igual que pasa cuando nosotres hacemos lo mismo en nuestro día a día.


Me han encantado todos los guiños que hay a la cultura popular: Dirty Dancing, Regreso al futuro, E.T… referentes de los ochenta que sirven para que Esteban y el público nos replanteemos cuáles son los ejemplos con los que nos hemos criado.

También hay momentos amargos, incómodos, crudos y rutinarios. La escena de las lentejas es, para mí, de las más impactantes y chocantes del montaje. Vemos tres generaciones, tres formas, se supone, de ver la realidad que, a la hora de la verdad, no son tan diferentes.

Muchas preguntas han asomado a mi cabeza cuando regresaba a casa: ¿Cuánto tenemos de heredado en lo que a prejuicios y machismo se refiere? ¿En cuánto nos parecemos a nuestros padres? ¿Si escarbo en mi interior, cuándo asomará ese hombre del que quiero renegar, como le sucede a Esteban?




Homo ausente es una de esas obras que te hace reir y que, a continuación, te borra de un plumazo la sonrisa de la cara. Porque es incómoda, porque te planta una realidad a la que quieres evitar enfrentarte. Porque somos como Esteban.

Además, la idea de que sea un montaje interactivo, donde varias mujeres van comentando su opinión sobre la obra mientras sucede, es muy interesante; aunque admito que ha habido veces que nos las entendía del todo.

Destacar el papel de José Pablo Polo en el espacio sonoro en directo, que lo hace fenomenal y le da un cariz cercano y directo.

No sé qué más añadir. Creo que Homo ausente es una obra que se tiene que ver, aunque sea solamente para demoler un poquito, o un mucho, nuestra propia concepción de nosotres mismes.

Si estáis en Madrid, tenéis hasta finales de mes para ir a verla a Cuarta Pared, así que no perdáis la oportunidad. (https://www.cuartapared.es/project/homo-ausente/#1696431840019-529fd8d8-8eb9).

Sin más, me despido. Ya me contaréis que os ha parecido. Hasta la próxima en Chica Sombra.






Chica Sombra

5 comentarios:

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