Kyle y su familia acaban de llegar a su nuevo hogar, un pueblo lleno de color y música a la orilla de un gran río. Allí conocerán nuevos amigos y descubrirán que hay lugares donde las tradiciones y la magia más antigua siguen vivas.

Sobre todo, cuando llega la noche en la que ocurre la invocación del mal.

Esta es la tercera entrega de la serie No dormirás (aunque se pueden leer de manera independiente) y, para mí, ha sido la mejor de todas. ¿Por qué? ¡Os lo cuento!

Para empezar, la ambientación. A todo buen amante del terror le gusta una historia ambientada en Nueva Orleans, cuna de brujas, leyendas y vudú. Ha sido para mí una delicia encontrarme todo esto entre sus páginas. También tengo que decir que, aparte de que el tema haya sido mi favorito de los tres, se nota mucho la evolución y la madurez de la autora de un libro a otro.

La trama está protagonizada por Kyle, que se acaba de mudar con su familia a un nuevo lugar donde será testigo de la magia que lo invade. Me ha caído bien el prota (muchas veces, protas de esa edad ponen de los nervios al lector y dan ganas de matarlos), lo que ha sido otro punto a favor. Además, al ser una historia corta y para todas las edades, se lee en un ratito, lo que resulta un soplo de aire fresco y algo ideal para iniciar a nuestros peques en el género del terror.

Sin duda, nos recuerda a Pesadillas y a esas mañanas de la infancia donde leíamos con el Club Megatrix puesto de fondo. Desprende nostalgia por todas partes.