M. Night Shyamalan: El cineasta de cristal, o el final sorpresa que nadie espera


Publicación: 25/01/2019
Páginas: 432
Edición ilustrada
Tamaño: 15 x 24 cm
Encuadernación: rústica con solapas
ISBN: 978-84-17229-19-1
IBIC: AP
Colección: Cine
PVP: 23,00 €












Sinopsis:

Creador de la película definitiva sobre la convivencia con fantasmas, y las también definitivas sobre superhéroes reales o invasiones extraterrestres en fuera de campo, M. Night Shyamalan es un creador de iconos y, sobre todo, de meditadas obras que generan enconados debates, polémicas sin fin entre la cinefilia. Este libro recoge las odiseas que ha tenido que emprender para levantar sus películas, las peculiaridades de sus producciones, el (lógico) secretismo, sus campañas de publicidad, sus encarnizadas (para bien y para mal) recepciones críticas y sus avatares para mantener el estrellato o salir del pozo de lodo más negro en el que ha estado nunca un director de género de primera línea.

Amparándose en el género fantástico, Shyamalan habla de temas terrenales, cercanos, a pie de casa e incluso existencialistas. No hay película suya que no aborde mucho más que el susto bien urdido (del cual también es dueño y señor). Aparatos perfectamente cerrados con una constante de giro final que ya se ha convertido en un acontecimiento para cada película, y que hacen del revisionado de sus obras una experiencia.

Al igual que Spielberg o Hitchcock, las máximas referencias con las que se le suele identificar, Shyamalan sabe bien que lo que prima son los personajes, y el género será más contexto que imperativo de su narrativa. Cineastas, críticos en la cresta de la ola, críticos cogiendo esa ola, directores de festivales, profesores de universidad, escritores, documentalistas, estudiosos, ilustradores, diseñadores gráficos, foreros, aficionados y por supuesto maravillosos e ilustres amateurs analizan aquí la trayectoria de un realizador cuya obra seguirá suscitando apasionantes controversias pasadas muchas décadas.


Opinión personal de Tony Jiménez:

Hablar en el presente de M. Night Shyamalan es hacerlo, sin ninguna duda, de uno de los directores más interesantes del panorama fílmico contemporáneo o, si nos queremos poner atrevidos, de uno de los mejores realizadores de suspense y cine fantástico de las últimas décadas. Ahí es nada. ¿Exagero? Podría ser, en especial, dada mi admiración por los trabajos del creador de joyas como "Señales" y "El bosque". Sin embargo, si tenemos en cuenta el gran número de artículos, reseñas, análisis y críticas que se han realizado acerca del cine de Shyamalan, me temo, para sus detractores sobre todo (que los tiene, y en una cantidad bastante grande, lamentablemente), que el talento del director está fuera de toda duda, a kilómetros, en realidad. Si bien es cierto que sufrió una de las caídas más dolorosas y sonadas de Hollywood, que empezó con la infravalorada y desaprovechada "El incidente", incluso en eso ha mostrado ser más especial que la mayoría de sus compañeros cineastas, quienes, seguramente, se hubieran quedado en el suelo ante la paliza recibida por un Hollywood muy capaz de coger a realizadores con un estilo personal y devorarlos sin que haga ninguna falta. Eso, entre otras desgracias (alguna que otra por su propia mano), provocó que encadenara varios fracasos de los enormes, entre la citada "El incidente" y los siguientes blockbusters "Airbender, el último guerrero" y "After Earth", no tan malos como se nos quiere hacer creer, pero productos muy por debajo de las expectativas cuando hablamos del realizador de nada más y nada menos que de obras maestras como "El sexto sentido" y "El protegido".

La resurrección de Shyamalan tuvo lugar por todo lo alto, y en unas condiciones que, seamos sinceros, no considerábamos ya para él, en realidad, para nadie. Casos parecidos al del director hemos tenido incontables en Hollywood, en el mundo del cine en general, pero pocos, muy escasos, en los que el realizador en cuestión llevara en su maleta obras como "El sexto sentido", "El protegido", "Señales" y "El bosque". Es complicado quedarse muerto con vidas así. No es casualidad, como tampoco son todas las señales que aparecen en sus películas acerca de sus temas favoritos y relacionadas con los sorprendentes finales que son ya una de sus principales señas características, que haya resurgido con "La visita", "Múltiple" y "Glass", siendo una primera una propuesta repleta de suspense, giros argumentales y mucho humor negro, sin apenas ambición, una pequeña producción con la que no darse un buen batacazo en caso de fallar; y resultando las dos siguientes parte de esa trilogía pensada tras "El protegido", sobre superhéroes muy reales en un mundo muy real, donde la mitología de los superpoderes y las habilidades que los convierten en superhéroes y supervillanos se adentra en la psique y filosofía del propio ser humano. En realidad, mientras que "Glass" ya es abiertamente una secuela de "El protegido", "Múltiple" no dejaba de ser uno de esos thrillers sobrenaturales, con tintes de terror, que tan bien le habían funcionado a Shyamalan en el pasado, hasta el punto de que, más, tarde, después de que buena parte de planeta se quedara de piedra ante el giro final que planteaba el filme (se nos descubría que se nos había contado la creación de un villano, la Horda, con la Bestia como principal ejecutor, para después mostrarnos a David Dunn, el héroe de "El protegido", recordando que el caso de la Bestia se parece mucho al de Don Cristal, el villano de aquella cinta, augurando un choque entre los tres), el director nos fue explicando que, en realidad, todo lo relacionado con "Múltiple" estaba pensado para ser introducido en "El protegido", para luego, cuando sospechaba que su ansiada trilogía no iba a llevarse a cabo (los rumores sobre ella se pueden contar por cientos, hasta el punto de que muchos perdimos la esperanza en cuanto a que viera la luz al completo, considerándola al final uno de esos proyectos de Hollywood que se anuncian mil veces pero nunca se aproximan a su realización), dejar las mismas ideas para la tercera parte de "The Night Chronicles", esa trilogía de cintas de terror psicológico, con el mal como principal protagonista, en las que el director sólo haría labores de productor y guionista. De nuevo, un proyecto que no le funcionó a Shyamalan, pues se quedó en la más que correcta "La trampa del mal", y quizá debamos dar las gracias en este caso, pues de no haber sido así, "Múltiple" había ido poco después, y es posible que nos hubiéramos quedado sin la trilogía de los particulares superhéroes del realizador.

Pero me estoy sobrepasando con estas líneas. ¿A qué venía yo? ¿A realizar una especie de breve ensayo sobre la carrera de M. Night Shyamalan o a, precisamente, hablaros del imprescindible ensayo que ha publicado la fantástica e imprescindible editorial Almuzara dentro su sello editorial Berenice? A lo segundo, por supuesto, aunque no puedo ocultar cierta envidia (sana, eso sí) como escritor al comprobar el gran libro que han llevado a cabo los componentes de la obra, y cómo me hubiera gustado formar parte de tal proyecto. Sin embargo, mi lado lector agradece, y mucho, que, al fin, alguien se haya atrevido a escribir "M. Night Shyamalan: El cineasta de cristal", un ensayo que considero, y no sin razón, necesario en nuestro país, y no sólo por lo fan que soy del realizador, como ya se ha podido comprobar, sino también porque existía un hueco al respecto en el ámbito nacional. No deja de ser curiosa la enorme cantidad de libros de este tipo que podemos hallar de temas más que tratados, como la saga "Alien", por poner un ejemplo, o de Guillermo del Toro (Mimic, La forma del agua), por poner otro más rápido e irnos a lo más obvio. Y, en cambio, parece que hay conceptos que resultan tan lógicos que acaben en un extenso ensayo (éste lo es, por cierto, con poco más de cuatrocientas páginas repletas de interesante información acerca de Shyamalan y su filmografía, además de anécdotas y jugosos extras que nos sorprenden tanto como los finales del autor) que todo el mundo da por hecho que ocuparán incluso varios volúmenes en su librería más cercana. Ni por asomo. Ese es el caso de la presente obra, que viene a rellenar un hueco que necesitaba ser ocupado, ocupado por M. Night Shyamalan, claro. Esa es la primera curiosidad del libro, el no poder dar con otro igual en nuestro país, pero podemos hablar de una segunda singularidad alrededor de su realización, y es que no estamos ante un ensayo cuya autoría puedan atribuirse uno o dos autores, sino varios, liderados por los dos coordinadores del proyecto: Raúl Cerezo y José Colmenarejo. A ellos, principalmente, debemos agradecerles que tengamos, después de mucho tiempo esperando, la obra que la figura de M. Night Shyamalan se merece en nuestras fronteras.

Carlos Díaz Maroto, Sergi Grau, José Luis Salvador Estébenez, Paco Cavero, J. P. Bango, Adrián Álvarez, Javier Trigales, Diego Salgado, Ramón Monedero, David Bizarro, Ángel Sala, Alicia Albares, José Manuel Sala y Rubén Sánchez Trigos son algunos de los nombres pertenecientes al extenso equipo que se ha hecho cargo de tan minucioso ensayo, y os puedo asegurar que cuando lo adjetivo como minucioso me quedo bastante corto. ¿Qué nos ofrece "M. Night Shyamalan: El cineasta de cristal"? Lo lógico, coherente y esperado en un libro de estas características, por supuesto, y también mucho más. Los autores nos ofrecen un analítico paseo por todas las películas del director; desde "El sexto sentido" hasta "Glass", de la que sólo son capaces de darnos unos pocos detalles, algo nada extraño ni fuera de lo normal si tenemos en cuenta que el final de la trilogía de "El protegido" se estrenaba justo al salir publicado el volumen, así que olvidaos de que los escritores del ensayo puedan ver el futuro, porque no va de eso la cosa. Hasta aquí todo bien, ¿verdad? Pues el tomo va más allá, como os decía, porque también se detiene en obras como "La trampa del mal", la serie televisiva "Wayward Pines" y la joya de la corona si hablamos de curiosidades, nada más y nada menos que los filmes y cortos que Shyamalan realizó mucho antes de "El sexto sentido". Los capítulos interesantes no se quedan ahí, porque también los hay dedicados a las escenas eliminadas de las distintas cintas del director (esa parte ha sido una de mis favoritas, por cierto), a la música, a los proyectos fallidos, a la filosofía del cine de Shyamalan, a su trabajo como director desde un punto de vista técnico e incluso a su impacto en la cinematografía contemporánea, analizando minuciosamente su figura, tanto sus éxitos como sus fracasos, incorporando también las partes más críticas de su carrera, las que le llegaron de fuera y las que él mismo se labró. En pocas palabras, "M. Night Shyamalan: El cineasta de cristal" no es sólo el libro definitivo sobre el susodicho, sino que también es uno de los ensayos más completos que he encontrado alrededor de una figura artística. No le falta absolutamente nada. Ni le sobra, ojo, que en ocasiones eso también es un problema.

Sin embargo, y ya entrando en las líneas finales de la presente reseña, debo reconocer que hay un detalle que no me ha acabado de gustar y es, precisamente, una de las virtudes más llamativas del libro. Hablo de que esté compuesto por varios autores. Esto hace que tengamos una diversidad enorme en cuanto a los análisis y la información ofrecida, sobre todo, porque unos entienden más de unos temas concretos que otros. Entonces, ¿dónde está el pero? Eso también hace que pasadas unas cuantas páginas descubramos que algunos de los escritores se repitan con ciertas ideas y conceptos, insistiendo o entrando directamente en bucle en relación a los expuestos con anterioridad por sus compañeros, lastrando el resultado final, aunque en nada importante, la verdad. El ensayo posee tantos puntos positivos que es complicado que algo así le acabe restando calidad, pero en ocasiones se nota demasiado, en especial, si las repeticiones se encuentran próximas, y es curioso, porque se hacen más evidentes en títulos como "El sexto sentido" y "El protegido", como si se vieran más en aquellas películas de las que hay más que contar. Quizá con menos autores se habría solucionado esto, o con una coordinación más minuciosa en este sentido. En lo personal, confieso que también me ha chocado leer alguna que otra consideración algo extraña alrededor del cine de Shyamalan, como la de que todas sus películas contienen mucho humor (¿"El sentido sentido"?). Dejando filias y fobias personales aparte, nos encontramos, y no me duele insistir en ello todo lo que haga falta, ante el ensayo definitivo de Shyamalan, un libro imprescindible para los amantes del director y muy, muy bueno para aquellos que no están familiarizados con su universo, pero que desean estarlo. Almuzara/Berenice nos ofrece el ensayo a un precio muy ajustado, en una estupenda edición y con una portada espectacular, obra de Guillermo de la Peña López. Apuntad, apuntad, porque estamos ante uno de los mejores ensayos, en concreto, y uno de los mejores libros, en general, del año. Una sentida carta de amor hacia el realizador y sus fans.


Tony Jiménez

7 comentarios:

  1. ¡Hola! Sí que conocía a este director y la verdad es que siempre me han gustado sus películas. Creo que le echaré un vistazo al libro porque me gustaría aprender un poquito más sobre cada una de sus películas.

    Un beso!

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  2. He visto unas cuantas películas de este director.

    Besos

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  3. Hola "barriguitas siniestra"!! 😂😂😂 !Ay mi gordi guapa!
    Tomo buena nota del libro.

    Besitos 💋💋💋

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  4. Hola! No es lo que suelo leer pero lo cierto es que parece muy chulo. Gracias por la reseña.

    Un saludo!

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  5. Hola preciosa!
    He visto varias de sus películas. El libro pinta genial aunque no soy muy dada a este tipo de libros.

    ❀ Fantasy Violet ❀
    Besotes! 💋💋

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  6. ¡Qué interesante! Alguna de las pelis del director he visto pero no se hasta que punto disfrutaría de este tomo, seguro Mikel lo aprovecharía más que yo.

    Besos =)

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  7. ¡Hola!
    Es un director que me gusta bastante, sobre todo sus pelis: El bosque, El sexto sentido y La visita.
    Me parece un ensayo de lectura obligada para mí, así que me tocará apuntármelo.
    Una entrada muy buena, por cierto.
    ¡Un saludoo!

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