Hola y bienvenidos a Chica Sombra. Hoy os traigo mi opinión sobre La próxima vez el fuego, de James Baldwin y publicado por Capitán Swing, a las que agradezco enormemente la confianza y el haberme enviado el ejemplar de prensa.

James Baldwin fue un novelista, poeta, dramaturgo y activista por los derechos civiles, nacido en Nueva York en 1927. Yo, la verdad sea dicha, no tenía ni idea de quién era, pero cuando nos mandaron la información desde la editorial, enseguida me llamó la atención el libro.

Está conformado por dos cartas/ensayos.

El primero de ellos es Tembló mi celda. Carta a mi sobrino en el centésimo aniversario de la emancipación. Se trata de una misiva breve en la que el autor se dirige a su sobrino y le plantea su propia forma de ver la vida, su vida como persona afroamericana, y le aconseja. No hay un intento de control, solo el planteamiento de lo que significa ser negro en Estados Unidos, a lo que se va a enfrentar y lo que va a sufrir. Como dice el mismo James en la carta: «El único motivo por el que naciste donde naciste y con esas perspectivas de futuro es que eres negro, así de simple. Por eso, se esperaba que los límites de tu ambición quedaran acotados para siempre».

Destila un cariño próximo y una sincera preocupación por el devenir de su sobrino y de la sociedad estadounidense, en general. Ya en esta breve carta somos testigos de la firme creencia de Baldwin: «No podemos ser libres hasta que lo sean ellos», refiriéndose a los miedos y prejuicios de los blancos.

La segunda parte del libro es A los pies de la cruz. Carta desde una región de mi mente. Mucho más extensa y detallada, aquí Baldwin sí que expone toda su manera de ver la vida, centrándose en su propio viaje espiritual y religioso desde los catorce años, cuando sufrió una crisis de fe, hasta su encuentro con Elijah Muhammad, lider de la Nación del Islam.

No hace falta ser muy avispado para percatarse de que Baldwin es un ateo convencido, de que ve la religión, o más bien las iglesias, como una rémora que esclaviza a los hombres y les hace odiarse, ya que los blancos han utilizado la religión para parapetarse a su altar de supremacía. 

Baldwin lo resume todo en el amor. No amor como sentimiento romántico o sexual, sino como la capacidad de los seres humanos de buscar una verdadera igualdad sin dejarse arrastrar por los prejuicios y las ansias de estar por encima los unos de los otros. «Si el concepto de Dios tiene alguna validez o utilidad, solo puede ser para hacernos más grandes, más libres y más amorosos. Si Dios no puede hacer eso, es hora de deshacerse de él».

Baldwin expresa su escepticismo en el encuentro con Muhammad y su sensación de que esa gente estaba cayendo en los mismos errores que los blancos, basándose en la religión para hacer lo que a ellos, los negros estadounidenses, les habían hecho durante siglos.

Me resulta curiosa la claridad con la que el autor expone la singularidad de los afroamericanos estadounidenses, definiéndoles como únicos en el mundo: personas sin tierra propia, que fueron sacados a la fuerza de su tierra de origen en África, para esclavizarlos y negarles una nueva tierra en ese país, a pesar de que, se supone, ya son individuos libres.

La próxima vez el fuego es un libro que me ha permitido conocer un poco más una realidad que ignoraba y aproximarme a ella con pasos pausados, pero firmes. Un libro que se muestra cercano y crudo a la vez. Todo un descubrimiento, la verdad.

Pues nada más. Espero que os guste este artículo y que os animéis a leer este ensayo/carta. Nos vemos pronto por aquí, en Chica Sombra.